Capítulo 38.

9 2 1
                                    

Lumia avanzaba con una seguridad que provocaba que el corazón de Valeria se achicara. Ella, ataviada con una capa color ocre que se mezclaba bien con los árboles. Habían decidido tratar de rodear la montaña por el terreno boscoso. Aquél día por la mañana, el sol brillaba suavemente, y cada vez que Valeria levantaba el rostro para sentir su calor se sentía como una linda caricia sobre su piel. 

-No puedo creer que Ada te haya invitado a su casa.-Dijo Lumia, escéptica. Valeria bajó la mirada de entre los árboles y la miró. 

-¿Y eso por qué?

-No tenía muchas amistades cuando su marido estaba vivo. Y luego de que murió simplemente... No parecía quererlas.-Dijo con un dejo penoso en su voz. Valeria había aprendido a comprender algunas expresiones y gestos de Lumia, y no era normal verla apenada. Normalmente tenía una expresión que advertía que si no te quitabas de su camino, ella te quitaría a la fuerza. Avanzó con un par de zancadas y la tomó por el hombro. 

-¿Qué pasa?-Preguntó, ladeando la cabeza. Lumia hizo una mueca apretando los labios. Habría sido una sonrisa falsa de no ser porque sus labios no se curvaban hacia arriba. 

-Val... Eres tú.-Dijo, y ella alzó una ceja. Lumia se volteó para seguir caminando, y Valeria la siguió de cerca.-Pareces cambiar a la gente. Y lo más increíble... Es que ni siquiera pareces notarlo.-Valeria pestañeó rápidamente como si no hubiera entendido las palabras, pero las había oído claramente. 

-No entiendo...

-Claro que no...-Sonrió esta vez la chica rubia, subiendo un pequeño terreno elevado, y ayudando a Valeria a subirlo también.-Tú y tus amigos nos han sacado de nuestra zona de confort.-Explicó finalmente.-No solo a mí, a Ada e incluso a Aziz. Hasta a Erryn, podría decir.-Valeria alzó una ceja, y por alguna razón el pensamiento de una Erryn amable y bueno, como lo estaba siendo Lumia, le dio asco. Debió notarse en su cara, pues cuando Lumia la vio empezó a reir.-¡Tu cara!-Decía, mientras reía sonoramente. Valeria dejó su mueca para sonreír ligeramente. 

-Oye, si nos escuchan estamos en problemas.-Dijo ella, elevando una mano para tratar de detener a su amiga. Ésta se detuvo para apoyarse contra un árbol, y Valeria se cruzó de brazos. 

-¡Es que...! ¡Es que tu expresión fue...!-Lumia no podía formular una oración completa mientras trataba de retomar aire, y al mismo tiempo reía sin reparo. Valeria rodó los ojos, aún con la sonrisa en su rostro.-Diyar...-Murmuró la chica, secándose una lágrima. Suspiró, retomando la compostura. La mirada dulce que le dedicó a Valeria parecía reflejar la luz del sol que se colaba entre los árboles, y le confería una luz a la propia Lumia, así como lo había hecho con Arlen. Pero esta tenía un halo rojo, verde y... Ligeramente oscuro, como el humo de algo quemándose en su interior. Valeria desvió la mirada, y siguieron su camino. 

~ * ~

Arlen y Aziz se encontraban exhaustos cuando llegaron al final de la escalera, y volvieron al pasillo por el que habían pasado la noche anterior. Respirando con dificultad, Arlen tomó aire, llevándose la mano al pecho, como si eso lo ayudara. Luego, tragó saliva. 

-Parece que lo hicimos...-Dijo, mirando a un Aziz con una expresión sombría y lejana. Arlen se adelantó para quedarse de pie ante él.-Oye...-Dijo, tomándolo por los amplios hombros. Aziz levantó la mirada. 

-Yo...-Murmuró, pero un sonido en la recepción los alertó y ambos se alejaron el uno del otro. 

Al apresurarse a ver quién se encontraba allí, la luz de los ventanales los cegó por un momento. Pero al adaptar su visión, Arlen perdió el equilibrio. Ante él estaba el recepcionista. Aquél que le había encargado entregar todos los mensajes. Aquél que le había dicho que podía presentar el permiso para acceder a zonas restringidas. Tragó saliva, y se llevó la mano al bolsillo... Que se había roto durante el escape. 

El Despertar de la Sombra I. SueñoWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu