CAPÍTULO 3

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(Lunes)

Hoy en la mañana, después de solo 6 horas de sueño, estoy en el instituto, no estudiando sino retirando mis papales, ya que mi tía vive muy lejos, decidieron inscribir me en la academia "Academia Universal de Estudios Superiores". Dicen que es buena, pero estar al corriente de la calidad de mi nuevo instituto no es una de las preocupaciones ahora.

Trate de retirar mis papeles sin llamar mucho la atención, no quiero despedirme; odio las despedidas, no tuve suerte porque en el pasillo me encontré con Rose, y esta corrió a abrazarme.

– Siento todo lo que estás pasando, ¿Cómo dormiste anoche? –con su cara de preocupación.

– Muy poco, pero no te preocupes voy a estar bien, de todos modos gracias –no quería crear conversación así que di media vuelta y me dirigí hacia la dirección, en el camino no me topé con nadie más. Llegue a la dirección, dure con media hora retirando mis papales, la secretaria no dejaba de hablar y darme sus condolencias, que momento más incómodo.

Me disponía a salir de ahí, pero Rose había informado a todo el mundo de mi presencia, en el pasillo me encontraba rodeada de personas, unas preguntando cómo me sentía, otros dando el pésame, y unos solo pendientes de como fue el crimen.

Entre tanto alboroto, apareció Colín, 16 años, tez blanca, cabello negro, ojos azules, 1,70cm de altura. Mi mejor amigo de la infancia, al notar mi incomodidad, me jalo por la muñeca alejándome de todas las personas. ­­

– ¡Ya basta! –Exigió– no es momento de atormentarla con preguntas, déjenla en paz –dijo con una mirada intimidante; gracias a eso ojos azul cielo profundo que tiene, después su mirada pasó a mí, y su expresión cambia a una de compresión.­

Siempre me apoyaba, no importaba lo que fuera, el me ayudaba incondicionalmente.

– ¿Estás bien? –pregunto él, lo cual hizo que saliera de mis pensamiento.

– Si estoy bien, gracias Colín –le respondí con una sonrisa, la cual él me devolvió.

*

Me sentía en confianza, así que deje que me acompañara hacia mi casa, en el trayecto le conté todo.

– Ya veo, lo siento mucho.

– No te preocupes –seguimos hablando hasta llegar a mi casa.

– Tengo que empacar, para ir a la estación de policías en 2 horas –dije para despedirme, pero él me leyó el pensamiento.

– ¿quieres que te ayude? –pregunto.

– Seguro –respondí.

La verdad era que no quería quedarme sola, y su compañía me reconfortaba.

*

Estábamos en la estación, y ya era la hora de despedirme, odio las despedidas.

– Te voy a extrañar – pensé que sería fuerte, pero esas palabras me hicieron estallar en llanto. Él se acercó a mí, y me abrazo con uno de su brazo izquierdo rodeando mi cintura, y con la otra mano dirige mi cabeza para apoyarla en su pecho.

– Yo también te voy a extrañar –no podía aguantarlo, mis padres habían sido asesinados, tengo que mudarme tan lejos que me tienen que cambiar de colegio, y tengo que despedirme de mis amigos. Lo estaba perdiendo todo, no podía concentrarme, solo quería disfrutar este abrazo, puede ser el último que le dé a mi mejor amigo.

No sé cuánto duramos así, pero era agradable, me sentía protegida. El momento fue interrumpido por el comisario, quien se mostró incomodo de cómo nos encontró (malpensado).

La Respuesta De La Venganza (Editando)Where stories live. Discover now