CAPÍTULO 20

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Una semana después del reencuentro con las chicas, recupere un poco la rutina que tenía aquí, por unas cuantas semanas estuvimos saliendo conversando mientras ellos me contaban los cambios que habían ocurrido, entre ellos una nueva heladería a la cual fuimos hace 2 días. Pero ahora...

Lo único que escucho a mí alrededor son sirenas y gritos.

‒ Está perdiendo mucha sangre, la perderemos.

¿Cómo la vida puede dar un vuelco tan rápido?

‒ ¿Cómo sucedió esto?

Todo esto dio un giro tan abrupto.

‒ Tranquilícense todo va a estar bien.

¿Y yo?... No puedo reaccionar

*hace 3 horas*

‒ Esto va a hacer divertido ‒era lo que decían las chicas cuando subíamos por la escalera eléctrica de un centro comercial.

‒ ¿Qué hacemos primero? ‒pregunta Rose apuntando a todas las tiendas, que obviamente están relacionadas con ropa y calzado.

‒ Tengo una mejor idea ‒les digo‒ vamos a comer ‒les propongo, a lo cual todas dan señal de aprobación. Hubieran dicho que si cualquier cosa que les dijera, querían recuperar tiempo perdido y me trataban con más atención de lo normal, se sentía raro pero con el tiempo desaparecería y todo estará como lo recordaba.

Fuimos a una pizzería y ordenamos la extra-grande con queso y carne y un refresco de 2 litros, y después nos escucharemos diciendo y quejándonos de por qué estamos gordas. Todas excepto Cloe, tiene ese metabolismo tan envidiable de comer todo lo que le venga en gana y no engordar.

Y aunque las demás y yo no lo tengamos no le hicimos mucho caso ya que después de almorzar fuimos por unos helados, después de varias horas de dar vueltas por todo el centro comercial estábamos a más no poder con las bolsas de las compras.

Y con esto fuimos al estacionamiento a dejar las cosas en el coche de Samanta, pero en ese instante una camioneta negra paso como el viento, como el mismo viento que se llevo el sonido estrepitoso de un disparo, el cual nos hizo agacharnos, después del susto vino la desgracia.

Esperábamos que fuera una de esas cosas de la vida donde solo pasas un susto por unos momentos, no fue así, encontramos a Rose tendida en el suelo y en su pecho una mancha roja que se hacía cada vez más grande. Estábamos paralizadas pero reaccionamos rápido, Cloe y yo tratábamos de detener la hemorragia mientras de Samanta llamaba a emergencia.

Inmediatamente que llego la ambulancia llamamos a los chicos, Samanta decidió irse con Rose y que Cloe y yo fuéramos en el auto. Llegamos al hospital y no pasaron ni 15min cuando llegaron, los tres hombres angustiados por lo que nos pudo haber pasado.

*actualidad*

Llevamos 2 horas esperando las respuestas de los médicos pero nada que salen, nadie nos dice nada. Cloe fue con Javier y Colín a traer café, Samanta y yo nos quedamos en compañía de Adán, ella estaba devastada no dejaba de sollozar ¿Y yo? Solo podía quedarme ahí contemplando todo lo que ocurre sin poder hacer nada, el miedo me ha vuelto a paralizar. Y lo odio.

Siento una mano que se apoya en mi hombro, no necesito alzar la vista para saber que es Adán, tratando de darme consuelo, pero esto necesita más que apoyo moral de las personas, necesito palabras, específicamente las palabras del doctor diciendo que mi amiga esta fuera de peligro.

Llegan los chicos con las tazas de café, salgo de mi trance ya que me levanto para hablar con Javier un poco apartada del resto para que la conversación quede entre nosotros.

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