CAPÍTULO 16

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Una patada en el vientre y la chica al frente de mí cae de culo, al suelo.

Suena el silbato, indicando que se termina la demostración, y que yo gano, me dirijo a las gradas donde me espera Yaina con una botella de agua.

‒Has mejorado mucho ‒no me alagaba, conociéndola se guardaba algo‒ a comparación cuando llegaste ‒(aquí vamos) ‒ ya no das pena ajena ‒ (ya sabía).

‒Gracias por tus palabras tan entusiastas.

‒Para que están las amigas.

Las dos estallamos en risas llamando la atención de más de unos en las gradas, (¿A quién le importa?)

Me pongo cómoda en el banco, y tomo agua, mientras veo a mi amiga avanzar a la colcha para su práctica de hoy, le toca con una chica alta, delgada pero fuerte, a pesar de eso Yaina tenía ventaja por la movilidad que obtiene al ser más pequeña que su oponente.

Es una de las ventajas de ser bajita, de las que nos han enseñado aquí.

La práctica sigue normalmente todo el día, ya en la tarde estoy recogiendo mis cosas para ir a darme un baño, y en la noche ir a un club con Yaina, quien dice que necesita ir de casería.

Me meto en uno de los baños para chicas del gimnasio, me doy un baño, se siente bien el agua caliente deslizarme por la piel, cuando salgo, me visto con la ropa de respaldo que tengo en mi bolso, veo a Yaina esperarme en la salida.

Vamos en la misma dirección, compartimos apartamento y es increíble, cada una prepara comida de su país natal, y creo que soy la que más variedad tiene. Mis padres eran de diferentes países, y me enseñaron ambas culturas, (mexicana y venezolana).

*

Para la noche elijo unos pantalones blue jeans azul marino, un crop top con capucha negro, y brazos descubiertos, con botas igualmente negras, esta noche no a los colores llamativos. Yaina no estaba de acuerdo conmigo, traía una braga, que descubría sus piernas y con una sola manga, en el hombro izquierdo. Era rojo y con un encaje precioso.

Ya en el club, estuvimos en la vista de baile un buen tiempo, cuando nos cansamos fuimos a la barra a vernos con un buen amigo, Liam que conocí por medio de Yaina y dueño del club, era un gringo estándar alto, rubio, de ojos claros, era muy guapo y eso le era útil para el negocio, las chicas que babeaban por él compraban muchas bebidas solo para tenerlo cerca.

Siempre nos invitaba la primera ronda, le trae una vodka a mi amiga y para mí una cerveza suave, todavía no elevaba mi nivel de tolerancia al alcohol.

Hablamos de temas a lazar, esperando que no se repita lo de la ocasión pasada.

*Flashback*

‒ Nada vale la vida, la vida no vale nada ‒grita a todo pulmón mi compañera‒ el escuchar es solo oír, y es oír es solo escuchar ‒que frases más babosas, solo un filósofo le encontraría el sentido‒ uno solo siente la felicidad cuando es feliz.

Esas son algunas del montón de frases sin sentido que decía mi amiga, que estaba a punto de ver al diablo de lo ebria que estaba. No me gustaban los borrachos, pero me dolía el abdomen con el espectáculo de Yaina, la sujetamos por los brazos Liam y yo, para sacarla del club, ya sobria era peligrosa.

Ya era hora de cerrar, le había pedido a Liam que me ayudara a llevarla‒No tiene ni que decirlo –fue su contestación.

Nos subimos a la camioneta, después de una guerra con Yaina, que no se quería subir. Liam conducía y yo iba de copiloto, enciendo la radio ya estaba aturdida de escuchar a la ebria cantar, ¿o estaba convulsionando? Porque no se le entendía nada.

La Respuesta De La Venganza (Editando)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora