Epílogo

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Todo parecía de cuento, estaba en mi cuarto con los nervios a mil, caminado en círculos y con las chicas persiguiéndome para darle los últimos arreglos a mi cabello y no las he dejado. Hoy es el día, hoy es mi boda. Después de tanto no creí estar más contenta, traía puesto un hermoso vestido de hombros caídos cubriendo el resto de mi brazo con tela trasparente con el top que moldea mi figura, cerca de las caderas se abre y se despliega en una falda amplia con diferentes niveles, todo cubierto de pies a cabeza con un bonito encaje. Mi cabello recogido en un moño con pequeños mechones sueltos rizados, Cloe me ayuda con el último detalle que es una corona de flores de diamantes, y con un maquillaje sutil, pero se nota que llevo maquillaje.

‒ No lo puedo creer ‒exprese con mucho entusiasmo que casi no me deja respirar.

‒ Estas preciosa ‒me dice Samanta que llevaba un vestido azul celeste al igual que Cloe; eran mis damas de honor.

‒ Si toda una reina ‒me halaga está.

Viéndome en el espejo enterizo frente de mí no puedo imaginar un momento más feliz. Después de tanto tiempo, lo que empezó como algo pequeño en la segundaria se concreta hoy con mi boda, me casaré con el hombre que amo y el me ama a mí.

‒ Jamás había estado más emocionada y aterrada a la ves ‒confesé.

‒ Tranquila, todo va a ir de maravilla, hoy es un día feliz ‒me consuela Cloe, siempre tan linda.

‒ Además no es cierto, estabas igual en la despedida de soltera ‒me suelta Samanta, me puse con los bailarines‒se burla de mí.

‒ Por el lado bueno ahora tendrás a tu policía personal ‒Cloe se vuelve cómplice.

‒ ¡Cállense las dos! ‒se me nota la sonrisita de lado, pensando en todo lo que decían.

///Javier///

En mi despedida de soltero mis compañeros de la estación no dejaban de corear "No pierdas el moño" y hoy en la mañana es lo primero que pierdo. No lo encuentro por ningún lado, y eso que he revisado toda la habitación, falta mucho para la boda pero tengo que estar listo para supervisar mientras Elizabeth se arregla.

Estoy emocionado por verla, gloria que consigo el moño y lo acomodo en mi cuello y en mis muñecas de mi traje blanco unas gemelas de oro idea de mi futura esposa. La cual no puedo ver hasta la boda porque según es de mala suerte.

Llego al lugar de la ceremonia, habíamos decidido entre los dos en hacerlo en la misma mansión, en el jardín. Los planeadores de bodas habían hecho un buen trabajo haciendo el altar con telas blancas que colgaban de este, junto con flores muy hermosas, incluyendo rosas blancas que no pueden faltar, también flores en color pastel. Las sillas y mesas estaban igualmente decoradas.

Supervisaba a las personas que iban y venían con copas y platos, cubiertos, servilletas y centros de mesa. Después de unas horas todo estaba listo y los invitados empezaron a llegar, la cantidad era algo limitada y muy privada. Entre las personas veo a mi madre, me acerco a ella y la abrazo, me expresa lo contenta que está de seguir viva para ver este día, con eso pienso en Elizabeth que no tiene a ningún familiar presente, de sin nadie que la entregue hoy.

Un rato después estaba por empezar la ceremonia, en el altar ya se encontraba el cura junto a mí, mis amigos me daban ánimos para que me relajara porque estaba jugando demasiado con mis manos, la música empieza y llegan dos niñas con vestidos rosas claros esparciendo pétalos de rosas por todo el camino de la alfombra, seguidas por otra con una almohadilla con los anillos. Tocaba el turno de ella entrar, estaba con el nudo en la garganta, pero al verla vestida de blanco todo esos nervios se esfumaron, solo quería que todo esto sucediera de inmediato para que al final del día se convierta en mi esposa.

La Respuesta De La Venganza (Editando)Where stories live. Discover now