CAPÍTULO 21

21 19 0
                                    

‒ Lo prometo.

*

Y desde entonces estoy buscando a los culpables, hacer justicia apegado a la ley, pero ahora sabiendo lo que ella quiere hacer no puedo dejarla sola, y dudo mucho poder hacerla cambiar de opinión.

La ayudare en todo lo que se proponga procurando que no salga lastimada, después de todo lo que prometí fue cuidarla, y si para eso tengo que romper la ley no lo dudare ni un segundo.

Estoy exhausto así que voy a tomar una ducha, el agua esta fría justo como tiene que estar mi mente en estos momentos, mientras el agua cae peino con los dedos mi cabello y es relajante la sensación de frescura que produce el agua fría en el cuero cabelludo, en lo personal me agrada.

Salgo del baño ¿no han sentido que después de un buen rato en la ducha al salir la brisa frente te da frío de repente? Y te das cuenta de lo calentito y agradable que estaba el baño ¿Qué tendrá ese lugar que relaja tanto?

Por suerte no soy de esos que entran para quitarse la mugre y salen limpios y cantante de ópera.

Va a hacer una noche fresca, no enciendo el aire acondicionado en lugar de eso abro la ventana y me pongo unos chores cortos holgados y una camisa sin mangas blanca.

Mis ojos me están pesando a lo que van pasando los segundos, la luz hipnotiza desde la luna se expande por toda la habitación, me pierdo contemplando cada rincón de mi habitación y a punto de descansar lo único que pienso es que los mosquitos no hagas orquesta cerca de mi oído.

*a la mañana siguiente*

Me despierto con el irritable tono de la alarma, se lo cambiaria si no fuera porque con cualquier otro no me levantaría además que estoy tan acostumbrado a la alarma que juraría que la mañana que no la escuche me da el ataque. Me doy una refrescante ducha, me visto y espero unos minutos antes de ir al trabajo tomándome una taza de café para no me quede dormido.

Amo mi trabajo, pero no soy de ese mínimo grupo que les gusta madrugar, tomo mis cosas y subo a mi auto dirigiéndome a la estación. Cuando llego todo está normal y tranquilo, el personal de aquí a allá con papeles y otras cosas, otros en sus ordenadores mientras que yo voy dirigiendo al mío.

A penas me siento mi secretaria me dice que tengo una llamada perdida de Adán, sé que él justo con Colín están conmigo para proteger a Elizabeth así que debe tratarse de ella ya que nuestra cercanía es tenue.

No me equivoco al oír el mensaje de voz guardado.

"Javier por todo lo que ha pasado he tomado la decisión de llevarme a Elizabeth y a Samanta a vivir conmigo, tengo el mejor equipo de seguridad y recientemente no estoy muy ocupado, así que puedo encargarme de ellas, también tengo algo que quiero tratar contigo pero tiene que ser en persona, contáctame cuando escuches esto, colín también está enterado de la mudanza de las chicas"

Al finalizar el mensaje, vuelven a mí los pensamiento de cómo manejar estos atentados en contra de Elizabeth, y más que maquinar estrategias para ayudarle, me centro en los inconvenientes que podríamos tener, y sigo pensando en hacer el intento de alejarla de esa idea. Pero ¿Cómo?

///Elizabeth///

Adán nos pidió a Samanta y a mi irnos a vivir con él para que estemos más seguras, ya estábamos en su casa y en nuestras respectivas habitaciones, la mía a primera vista era espaciosa como paredes blancas y cortinas vino tintó que resaltaba las ventanas de vidrio desplazables.

Una cama que a mi gusto es matrimonial, en una de las esquinas estaba los estantes, gavetas, percheros, etc. Mientras que en la otra estaban algunos muebles del mismo color de las cortinas alrededor de una mesita de cristal, y detrás de los muebles un estante de libros y cosas de oficina.

La Respuesta De La Venganza (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora