CAPÍTULO 17

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‒ Dígame señorita, tiene alguien en mente para ese sueño.

­­­No puede ser además de Don Juan, acosador también.

‒ ¿Qué haces usted aquí?

‒ ¿Usted? ¿Por qué la formalidad? Pensé que ya éramos amigos ¿Aún no tengo su confianza?

No le conteste, tan solo nos miramos fijo por unos cuantos segundos.

– ¿Desea comprar algo? –finalmente digo para acabar con ese silencio sepulcral incómodo.

– No, en realidad no, – (entonces te puedes ir por donde viniste) – pero me preguntaba a qué hora terminas la jornada.

– Pues se lo seguirá preguntando –me sonríe con esa sonrisa tan encantadora que se gasta, hago un esfuerzo sobrehumano para no caer en su encanto.

Cuando menos me lo espero me apuñalan por la espalda – sale a las 03:00pm –escucho decir a mi compañera desde su sitio de trabajo, ambos volteamos a verla, y le dedico mi mejor mirada asesina (esta me las pagas) fijo mi mirada nuevamente hacia el hombre a otro lado del mostrador, para verlo mirarme después con una sonrisa que no sabría diferenciar si es divertida, sádica o maliciosa, creo que es una combinación de todas las anteriores.

Desvió la mirada para ver el cliente que ha llegado al mostrador.

‒ Te veré en la tarde ‒me anuncia, y con esto se despide dejándome con el cliente, y mirándome hasta que sale de la tienda.

Cuando vuelto en mi misma, miro a la persona que está frente de mi impaciente porque le atiendan, me disculpo y paso su producto y se despide.

*

En el receso, no puedo disfrutar mi taza de café con leche y espuma doble, porque me envisten mis compañeras buscando explicaciones de lo que vieron en la mañana. Respuestas a todas esas dudas que me formulan, parece un interrogatorio policial.

Me recuerdan a las viejas chismosas del barrio, solo que están son prematuras.

‒ Está guapísimo, ¿Dónde lo conociste?

‒ ¿Tendrá amigos?

‒ ¿Qué hay entre tú y ese galán? Que es un hombre con todas las de la ley.

‒ Hablando de ley, yo la rompería por uno así.

‒ Que suerte tienen algunas, no te descuides o te lo robo.

Estas algunas otras pendejadas fueron las preguntas tan babosas que me hicieron mis acompañaras, y Yaina no se quedaba atrás, le estaba echando más leña al fuego. (Yo también se jugar ese juego)

‒ Lo conocí en un club nocturno en el cual estuvimos ayer, y no estaba solo, estaba con un amigo con el cual Yaina tiene su historia.

Mi venganza funciona mejor de lo que esperaba, todas se voltean a ver a mi amiga, las cual se delata ella misma por no aguantar una sonrisa de lado. Todas me dejan dándome la espalda para bombardearla así mismo como me hicieron a mí.

Aprovecho la distracción, para salir de la habitación para terminar mi café en paz, sin tantas personas a mí alrededor.

*

Ya al final de la jornada apresuro a Yaina para irme antes de que llegue mi "admirador", no debí esperarla claramente en su mente estaban otros planes, pero no le iban a funcionar, me despido de las muchachas y me adelanto sin Yaina, no voy a la casa es muy temprano para mí todavía.

Voy a uno de mis cafés favoritos y ordeno un late con un pedazo de torta, empiezo a leer un libro digital en mi teléfono sin preocuparme de los ladrones, en estas partes todo tienen aparatos electrónicos al aire y la seguridad es fiable.

La Respuesta De La Venganza (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora