capitulo 39

17.1K 1.7K 648
                                    

CHRIS...

—Chris McGregor, que apellido tan interesante —el hombre habló con un extraño acento italiano—. ¿A qué debo su presencia en mi pequeño local?

—Ya le dije señor que vinimos por el anillo —le masculló Lance.

—¿Le pregunté a usted?

—Él es mi abogado, así que está en todo su derecho de hablar —repliqué yo—. Usted tiene algo mío y lo quiero de vuelta.

—Según lo que me mostró su abogado si, efectivamente es suyo, pero no se lo puedo devolver.

—¿Por qué no?

—Porque pagamos mucho dinero por ese anillo, no voy a perder tanto.

—Estoy seguro de que usted no pagó ni un cuarto de lo que pagué yo, además no debió comprar un diamante tan especialmente cortado sin una factura —en ese momento los policías dieron un paso hacia adelante—. Así que le recomiendo que me lo devuelva para que su negocio siga en pie.

—Yo de usted no amenazaría con eso.

Solté una risita sarcástica.

—¿Quién diablos se cree?

—Mi nombre es Carlo Berini, y me puedo convertir en su pesadilla si se atreve a tocar mi negocio.

Lance y yo intercambiamos miradas completamente confundidos, observamos a los policías quienes rápidamente encogieron los hombros.

—¿Quién? —preguntamos Lance y yo al tiempo.

El hombre soltó un pesado suspiro antes de mover una vitrina y caminar hacia nosotros para acercarse, pero para su desgracia su metro setenta y dos no me incomodaba.

—Dígame algo, señor McGregor ¿Cuánto está dispuesto a pagar por ese anillo?

—¿Pagar? ¿Usted está pidiendo que pague algo que es mío? Le aclararé algo señor Berini, ese anillo está diseñado para una persona en especifico en todo el sentido de la palabra, así que no pienso darle un centavo por la joya, devuélvamelo.

—¡Vamos muchacho! Relájate, te lo devolveré con una condición.

—¿Qué condición?

—Una cena, una agradable cena contigo en un lugar público, yo, un hombre con influencias en Queens cenando con una de las familias mas ricas de Manhattan, sería un gran impulso para mí, y si todo sale bien en la cena y salgo satisfecho, el anillo será suyo.

—Le dejaré algo claro, el anillo es mío, mío y de mi prometida, pero estoy dispuesto a ceder con tal de que me lo devuelva.

—Y otra cosa, me gustaría conocer a esa mujer tan especial, porque lo debe ser, hacer un anillo tan costoso por una mujer debe ser por dos cosas, un embrujo o una estupidez de su parte.

Carlo Berini le entregó su número de teléfono a Lance mientras yo subía al auto con Terry.

—¿Qué planea ese hombre? —pregunté yo de mal humor.

—No lo sé, pero apenas Faith se entere de ese chantaje indirecto se va a enojar.

—Solo quiero recuperar el anillo, eso es todo.

Lance golpeó el vidrio haciéndome brincar del susto.

—Maldita sea hombre, no hagas eso —lo regañé bajando la ventanilla.

—El tipo sugirió este restaurante y que te espera a las ocho de la noche —dijo él de mal humor entregándome la tarjeta de un restaurante italiano.

sumidos por el placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora