sumidos por el placer

Epílogo

—¡Abuela! —saluda Archer a la madre de Chris mirando el teléfono y sacudiendo con ternura sus manos.

—!Mi niño hermoso! ¿Como estás, mi pequeño rey?

—Bien abuela, ya quiero verte a ti y al abuelo, y a la tia lily, y a la tia Cristiana y al tio Dan.

—¡Ya casi vamos mi amor! ¿Como te ha tratado papá? ¿Se han seguido metiendo en problemas con mamá? mira que ella me cuenta todas tus travesuras.

—Yo me estoy portando bien, se lo prometí a mi mami, pero... creo que mami se está portando mal.

Chris y yo intercambiamos miradas.

—¿A qué te refieres mi amor? —preguntó ella confundida.

—Si, la otra noche escuché a papá decirle que la iba a castigar.

Cubrí mi cara con mis manos y Chris comenzó a toser de la nada, la mujer al otro lado del teléfono solo arrugó la cara.

—Si, efectivamente papi y mami se están portando mal, apenas llegue los voy a regañar.

—Abuelita...

—Dime mi amor.

—¿Puedes convencer a mami de que me traiga un hermanito?

La mujer guardó silencio.

—Y si no se puede un hermanito... ¿Un perrito?

—Vamos Archie, hora de dormir —le dijo Chris interrumpiendo la conversación.

—Pero me falta hablar con la tía Lily —Archer hizo un puchero mirando a su padre.

—No puedes usar mis trucos en mi contra, además eso solo funciona con mami.

—Mañana hablarás bien con la tía Lily —le dije yo agarrando el teléfono.

Archer se despidió de su abuela y rápidamente se dirigió a su habitación para colocarse la pijama.

—¿Crees qué debamos decirles ya? —me preguntó Chris acercándose a mí y acariciando mi pequeño y abultado abdomen.

—Aún no, dejémoslo de regalo de navidad —le dije antes de abrazarlo y besarlo —también para amortiguar el regaño que nos va a dar tu madre.

Chris soltó una risita.

—Pensaba que estaba dormido.

—Entonces de ahora en adelante verifica que efectivamente Archer este dormido.

—¡Mami! ¿Me lees un cuento? —me grita Archer desde su habitación.

—¡Ya voy mi amor! —le respondo yo sin soltar a Chris.

Camino junto con Chris hasta la habitación de Archer, ya se encuentra acostado en su cama con el libro que desea que le leyera, Chris se acomoda a su lado y yo traigo una silla para sentarme frente a ellos.

Cuando los ojos de mi pequeño ya se encontraban totalmente cerrados y su respiración era suave Chris y yo abandonamos la habitación dejándole solo la luz de la pequeña lámpara encendida.

—Quiero que sea una niña —habló de la nada mientras subíamos las escaleras —quiero que tenga tu cabello, tu color de piel, quiero que sea una copia exacta de ti...

—Chris...

—Además no se si pueda con otra copia mía.

—¿Y cómo la llamaremos si es niña?

—Se llamará Hope.

—¡Oh no!

—¿Qué?

—Sin nombres religiosos, por favor.

—Esta bien —mi esposo soltó una carcajada —escoge tú el nombre, yo sé que lo que tú decidas me encantará.

Sus labios chocan con mi frente y sus manos se aferran a las mías debajo de las sábanas.

—Faith...

—Dime mi Chris.

—Gracias por aparecer en mi vida y ponerla de cabeza.

—Me vas a hacer llorar.

—Con tal de que sea de felicidad, yo seré el hombre más feliz del mundo.

—Y me haces la mujer más feliz del mundo, por eso te amo, y te amaré siempre.

—Por favor nunca dejes de decir que me amas —me pidió acariciándome la espalda.

—Nunca mi amor —me acomodé sobre su pecho y me pegué a su cuerpo —nunca me cansaré de amarte.