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Decían que los vampiros eran inmortales.

Pero él lo vio.

Jungkook vio a Taehyung morir.

Y luego a él, una muerte incluso más dolorosa, donde su lobo perecía.

En cada invierno.

Por el resto de su vida.

Era una pesadilla, porque su lobo era quién estaba destinado a morir.

Así que por qué, ¿por qué tenía que ser él quien quedara vivo?

Era incluso más doloroso que la propia muerte.




—Taehyung —un susurró escapó de sus labios, con la voz pequeña y oculta, el ceño marcado entre sus cejas, su cabeza moviéndose de un lado a otro, visiblemente incómodo y agitado, con ese malestar apresándolo en su sueño, haciéndolo posar adormilado una mano en el centro de su pecho y masajear la zona, mientras que la otra palpaba el lado vacío de su cama, desesperado buscando por algo.

Por alguien.

Por Taehyung.

Sin saber, que la persona que buscaba, el tacto que pedía, la presencia por la cual su lobo aullaba, estaba mucho más cerca de lo que él creía.

Porque apenas escuchó su nombre ser llamado tristemente por esos labios, Taehyung salió de su escondite, en la esquina de aquella habitación que contenía su aroma y el de Jungkook, acercándose poquito cuando notó su sufrimiento, y más que eso, sintiéndolo, en todo su cuerpo como propio, en la fragancia que el lobo expelía, como si quisiera envolverlo a él, modificar el suyo.

Taehyung fue consciente apenas lo notó: Jungkook estaba sufriendo y era su culpa.

Hubiese sido divertido en el pasado, un lobo sufriendo a causa de un vampiro, sin embargo, ese hueco en su pecho se hacía cada vez más hondo y profundo, doliendo en una angustia que parecía querer carcomerlo porque esto había sido provocado por él, a este chico, a este chico que para él literalmente era todo.

No pudo evitar bajar la vista hacia ese par de puntitos marcados en su cuello, apretando los labios inconscientemente, quizá con cierta rabia hacia sí mismo, no sabiendo cómo actuar, frustrado pasando las manos por su propio rostro, refregándolas como si estuviese cansado.

Más que eso, reprimido.

—¿Qué estarás soñando que me llamas así de lamentable? —murmuró luego de unos minutos, cuando el aroma se volvió más agrio y amargo, el mismo Jungkook sin cesar en buscarlo con sus manos que tocaban nada en su cama.

Poco a poco, y sin realmente atreverse del todo, Taehyung se fue acercando hasta acortar la distancia, sentándose en la cama a su lado, con la espalda reposada contra el respaldo de esta y permaneciendo ahí, procurando no tocarlo, procurando que las manos de Jungkook no lo alcanzaran incluso si sabe que es a él a quien llama.

Tiene miedo de dañarlo.

Jungkook había dormido todo el día de ayer y continuaba así, empezando el segundo día sin despertar. Jin había venido a verlo, un tanto preocupado al notarlo así de pálido y cansado, ganándose una mirada fría del médico al saber que él había sido el causante de su estado.

GRANATUM #2; taekookWhere stories live. Discover now