GRANATUM #2; taekook

EXTRA 2

capi especial yeji. Hay varias líneas temporales que no tienen un orden entre sí, espero que no sea tan confuso de leer, ya que algunas partes son cosas del primer libro y así jeje 

*

Yeji sujetó las manos sobre el lavabo y agachó la cabeza.

Un minuto.

Solo necesitaba un minuto.

Respiró hondo y dejó ir el aire paulatinamente.

Solo un minuto.

No pedía más.

Un minuto.

Fue como una bala. Su llanto. Viajó con fuerza desde su pecho hasta su garganta, rompiendo en un fuerte sollozo que no pudo acallar ni, aunque apretara con fuerzas los labios.

Había aguantado por mucho tiempo. Se había silenciado por demasiados años.

Las lágrimas cayeron desconsoladamente por sus mejillas mientras su cuerpo entero no paraba de temblar.

No bastaba un minuto, años, una vida. Nueve vidas.

Nada alcanzaría para calmar todo lo que estaba sintiendo. Era algo crudo, como si la desgarrara por dentro, como si se riera de ella por sufrir, como si le gustara verla sufrir.

Espinas, que crecían dentro de ella misma y no paraban de herirla. Como un mar, tormentoso que azotaba las rocas hasta romperlas.

Ruidoso. Muy ruidoso.

Se estaba ahogando, dejando salir todo mientras se preguntaba cómo es que pudo haber aguantado por tanto tiempo. Cómo lo hizo para haber soportado tantos años.

Aquel dolor.

No quería verse al espejo.

Odiaba verse al espejo; odiaba ver la persona que era, en lo que se había convertido.

Odiaba aquel poder que se reflejaba en sus ojos. Aquel poder que se deslizaba como otra capa bajo su piel, ese fuerte hedor a magia.

Todas las cosas que la hacían ella. Lo odiaba.

Ojalá hubiese sido una bruja menor. Ojalá la magia no hubiese existido en ella.

No la hubiese elegido a ella.

Porque Yeji nunca lo pidió, todo lo que ella posee, nunca lo quiso, nunca lo anheló, nunca, nunca.

Todas las cosas que tenía que mirar, todo lo que tenía que dejar ir.

Ya no lo soportaba. Estaba tan cansada...

Más que cualquier cosa, ella odiaba ver el futuro.

Ver el destino de las personas, todos esos hilos que se contactaban entre todos, entrelazados con tantos nudos que un millón de direcciones se tergiversaban entre ellos.