HISTORIA PARALELA 1 - PARTE A

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Hacía frío.

Especialmente ese día.

Hoseok es consciente de que está a mitad de invierno y que se espera que todos los días sean así de álgidos como este. E incluso peores.

Y es que un pesado y oscuro viento decidió bañar toda la región de Seúl con la intención de quedarse hasta el comienzo del equinoccio.

Aún si lo sabe, este día se siente diferente.

Quizá por otras razones. Pero era inevitable no removerse en su abrigo como si quisiera que la gruesa prenda lo tragara.

De todas formas, no podía abandonar su lugar en el corredor de la gran mansión.

Afuera, sus ojos fijos en la entrada a varios metros de él, la nieve cayendo haciendo como cortina donde él estaba viendo, justo en esos portones de fierro obscuro y pesado, largas columnas que temblaban ante la fuerte ventisca que amenazaba con golpear la gran casa.

El cielo había permanecido cubierto durante días, espesas nubes que no dejaban mostrar el sol. El paso de la pradera que se extendía hasta las colinas completamente revestido de una capa de nieve, la cual apenas mantenía las huellas de las pisadas de los forasteros porque la ventisca caía cada tarde y arrasaba con todo rastro.

Había sido así durante semanas.

De la nada, la sensación lúgubre de la tempestad le hizo doler el pecho.

De tan solo pensarlo.

Cuán diferente sería este año.

Hoseok suspiró, sus pequeños labios tiritaban cuando dejaron un leve vapor de aire helado a su alrededor.

Volvió a acurrucarse en su abrigo y sus manos empuñadas y rojas del frío temblaron dentro de los bolsillos.

Cualquiera que lo viera diría que está terminando de llevar alguna especie de castigo que lo obligaba a resistir los grados bajo cero fuera de la finca. Mirando al frente mientras los copos de nieve le golpeaban en la cara gracias a la dirección del viento.

Sin embargo, Hoseok estaba ahí porque quería.

Realmente quería.

Como si deseara congelarse, como si deseara dar un paso más y bajar los pequeños peldaños de la entrada del corredor. Hasta que sus zapatos toquen nieve y se hundan posiblemente hasta la rodilla. Hasta caminar donde la misma naturaleza le permita y hasta donde su cuerpo resista antes de caer con un horrible caso de hipotermia.

Hoseok recuerda, su cuerpo es muy débil.

Pero se niega a moverse.

Y quizá se le estaba congelando el cerebro, sus entrañas siendo hielo cuando cree que delira por el movimiento que perciben sus ojos a la distancia.

Porque ni una persona en su sano juicio estaría ahí, bajo la ventisca, ni mucho menos en una zona tan aislada como lo era el terreno que pertenecía al Gremio de cazadores de vampiros de Seúl.

Pero Hoseok no está delirando, y a pesar de que tuvo que apretar los ojos fuertemente y pestañear varias veces, lo que veía era real, lo que capturaba su mirada realmente estaba ocurriendo.

Quizá fue muy tarde cuando lo notó, esa sombra aparecer y desaparecer, varias veces.

El verdadero terror lo sintió hasta sus huesos cuando unos ojos se iluminaron a la distancia, como dos pequeños faroles teñidos en sangre que guiarían su camino a la muerte prematura.

GRANATUM #2; taekookWhere stories live. Discover now