twenty-two

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Yukie no supo qué hacer; si ir tras Yukiro o ayudar al hermano de Yume. Su noble personalidad no la dejó irse, así que se encargó de cargar al hijo del demonio castaño fugitivo para llevarlo hacia un lugar seguro y limpio. Varias sirvientas del clan al ver la situación, llevaron agua limpia y algunos vendajes para el pequeño amo del lugar. La peliplata fue la única que tomó el laborioso trabajo de curarle aquellas horrorosas heridas que su hermano-no-hermano le había hecho.

Sus manos estaban totalmente empapadas de su sangre, al igual que las de Yume que cooperaba con apretar ciertas heridas para que se le hiciera más ameno a su hermano mayor la suturación de las mismas. Se escuchaban estruendos que provenían desde la habitación de la líder del clan, lo que le provocaba desagrado a la albina.

—Te encargo lo restante —le ordenó a Yukina para levantarse y dirigirse inmediatamente hacia donde Sesshomaru y Raiden seguían luchando.

Agarró a sus espadas que estaban postradas con desinterés en el pasillo más cercano a la habitación. Nicholas alzó sus ambas cejas ante el descuido de su portadora, pero supo que no iba a tener tiempo de reprenderla al ver sus expresiones cargadas de furia.

Yukie se lanzó inmediatamente hacia ambos demonios para separarlos, acción que logró y con tan solo reaccionar velozmente para dar media vuelta, atacó directamente a Raiden al cual agarró desprevenido puesto que le provocó un rasguño en el rostro y cortó un mechón de su cabello oscuro.

El oji azul recobró su postura enseguida para contraatacar con su espada. El choque entre las hojas sangrientas y su Inazuma¹ era evidente en la escena. Sesshomaru estaba perplejo ante la forma de luchar de la demonesa. Tan precisa y limpia, además de poderosa.

Supo que era su hora de volver a atacarlo cuando lanzó lejos a la oji carmín, consiguiendo dañar la propiedad destruyendo la pared.

Usó a su Colmillo Explosivo y Raiden se cubrió. Los poderes de sus espadas eran tan similares como a la vez no; él podía crear relámpagos con sus poderes venenosos y el azabache igual pero con sus poderes relacionados con el cielo, la única distinción que existía entre ambos, era que el daño del arma de Sesshomaru era más letal y doloroso que el del líder del clan del cielo. El “actual” rey del Oeste lo superaba y por mucho, aquello era evidente.

Raiden dio una vuelta hacia atrás para alejarse de los dos peliplata. Yukie se había posicionado a lado del oji ámbar, gracias a que su fuerza era mayor, ya no se sentía tan cansada como en un principio cuando llegó al Sengoku. Ahora era más segura de sí misma y más poderosa.

—Ya terminé mi propósito en este lugar —informó—, pero dentro de poco vendré a por ti, Yukie. De mí no volverás a librarte, así que evita enrrollarte como lo estabas haciendo con este idiota si no quieres sufrir las consecuencias —aseguró con voz seria.

—No te tengo miedo, Raiden, atrévete a ponerme un dedo encima y el que sufrirá las consecuencias serás tú —bramó la única mujer presente ahí.

El pelinegro se transformó en un gran perro demonio negro para alejarse del palacio.

—Hijo de perra —insultó al aire.

—¿Por qué estás manchada de la sangre de Yuma? —preguntó Sesshomaru al darse cuenta de su estado.

—Yukiro escapó y en el acto hirió a su propio hijo —contestó con rapidez ya que se volvió a enfocar en el hermano de Yume, yendo nuevamente a su habitación. El peliplata la siguió por detrás.

Al llegar, notaron a la azabache que sonreía mientras sostenía la mano del oji carmín. Yuma tenía sus ojos abiertos, viendo a su alrededor, Yukie soltó un suspiro de alivio.

Un Amor del Pasado (InuYasha) | Sesshomaru × Tú | TERMINADA Onde as histórias ganham vida. Descobre agora