thirty - epilogue

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2 SEMANAS DESPUÉS

YUKIE

Habían pasado apenas quince días que había vuelto del Sengoku. Mi madre, mi padre, incluso mi hermano trataron de sacarme información de dónde estuve todo este tiempo, pero solo podía mentir diciendo que no recordaba nada, que solo había despertado una mañana estando ya en la ciudad.

Mamá me decía que me tomara la situación con calma, que iba a poder retomar la universidad dentro de poco y todo volvería a ser como antes, eso siempre y cuando yo estuviera de acuerdo, pues no quería presionarme, sabía de antemano que estaba aún mal.

También llegó el momento de cuestionarme el por qué el cambio en mi persona; las orejas, los dientes, mis garras. Les volví a mentir, y ellos creyeron que había sufrido en demasía.

Todos los días desde mi llegada me la pasaba encerrada en mi habitación, de repente comía y lloraba todas las noches. Era un asco sentirse así, pero esto era algo de lo cual no podía hablar con casi nadie. Debía de ir donde el hogar de los Higurashi, ellos serían los únicos que me entenderían sin problema alguno y no me juzgarían.

Decidida a ir con ellos, me levanté un poco rápido con tal de ingresar a mi baño, pero en el acto, un fuerte mareo me invadió y me hizo caer, ocasionando un fuerte ruido.

—Carajo —maldije, sentándome y tallando mi cabeza, queriendo hacer que se me pasara el mareo.

Veía estrellitas.

Yukie, ¿estás bien? —interrogó Nicholas, agachándose a mi altura. Lamentablemente no es como si pudiera ayudarme.

—¡Hija! —mi madre entró a mi cuarto, asustada por el estruendo—. ¿Estás bien? ¿Qué sucedió?

—No fue nada, mamá, solo me mareé —me ayudó a levantarme.

—Eso te pasa por no comer como se debe —reprendió—. ¿Qué querías hacer?

—Salir un rato a caminar —expliqué.

—Ay, querida —me llevó hasta mi cama donde me hizo sentarme—. Te daré una pastilla y ya después podrás irte, ¿bien? No sin antes comer, solo mira lo pálida que estás, pareces papel.

Reí.

—Está bien —asentí.

—Aguarda un momento, ahora vuelvo —se levantó, dándome la espalda. Solo veía su cabello castaño caer sobre esta misma.

Pasaron diez minutos para que ella llegara con una bandeja llena de comida, agua y por supuesto, el medicamento. La dejó sobre mi cama y besó mi cabeza antes de retirarse, agradecía el inmenso espacio que me dejaba a solas para pensar con claridad y analizar con extremo cuidado la situación en la que estaba envuelta aún.

El medicamento posiblemente lo botaría, ya que realmente yo no lo necesito, no sé cómo podría afectar a mi nuevo sistema inmunológico. Sería bueno que aquí hubiera algún médico que atendiera a criaturas demoníacas, porque vamos, era imposible que en estos tiempos estuvieran ya extintas.

Ingería mi alimento lentamente y sin prisas, pero al cabo de los minutos, un potente asco se apoderó de mí, ocasionándome orcajadas, por lo que corrí al baño a expulsar lo poco que había comido. De reojo vi cómo Nicholas se puso a un lado mío y se agachó, claramente preocupado y con intenciones de apoyarme.

—Joder... —tomé una gran bocanada de aire una vez vomité todo. El mareo se había intensificado, pero en segundos sesó.

¿En serio te sientes bien? —preguntó el lobo demonio.

Un Amor del Pasado (InuYasha) | Sesshomaru × Tú | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora