three

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La noche cayó en la época feudal, hasta ese momento nadie de la aldea sabía sobre el paradero de InuYasha, Kagome y para su sorpresa, sobre Sesshomaru. La anciana Kaede a altas horas de la noche seguía supervisando a la pequeña Rin, a la cual aún no se le bajaba la fiebre que tenía desde que salió el sol. Su respirar era agitado y su sudor frío. Obtenía ayuda de Kohaku, hermano menor de Sango quien había llegado de imprevisto al hogar de la madre de gemalas y un varón.

Decidió quedarse al saber sobre el mal estado de su amiga de hace pocos años atrás. Temían por su vida, pues si Rin llegaba a perderla, no habría vuelta más, la tercera sería la vencida, y vaya que no querían ningún problema con Sesshomaru.

—Anciana Kaede —habló el exterminador en dirección a la principal guardiana de la aldea—. Vaya a descansar, prometo que yo estaré velando por Rin.

—No puedo, ella es mi obligación desde que Sesshomaru la dejó aquí —respondió, mojando por enésima vez un trapo con agua semi fría. No había nada que bajase la alta temperatura de la chica.

Kohaku no mencionó nada más. ¿Qué podía decirle con ese comentario?

Rin por su parte, no la pasaba nada bien. La pequeña adolescente sentía su cuerpo arder horriblemente, le pesaban los párpados para siquiera abrirlos, y no menos importante, en sus sueños podía ver imágenes que la hacían sentir mal psicológicamente. Dos cabelleras peliplata como la del demonio que la protegió durante toda la travesía para derrotar a Naraku, iris tan parecidos a la agria sangre y otros tan similares a la dulce miel, con ello besos, sonrisas, felicidad, sufrimiento y tragedia.

¿Qué podía significar todo lo que su mente le mostraba?

Deseaba llorar como si no hubiese un mañana al sentir cómo la tristeza y dolor atravesaban su cálido y dulce corazón humano. Podía visualizarlo, no muchas cosas positivas le esperaban a la vuelta de la esquina.

Varias horas de desvelo más tarde, entre Kohaku y Kaede pudieron controlar la fiebre de la azabache, pero no lograron quitar esa expresión de angustia que adornaba su suave y fino rostro. La mayor finalmente pudo darse el lujo de dormir por un rato dejando a cargo al chico de cabello castaño oscuro, quien velaba por el aparente doloroso sueño de su amiga.

Ahora que podía darse el lujo de mirar detenidamente a aquella niña, notaba lo hermosa que era físicamente. Su cabello tan oscuro como la noche, el cual ya no estaba peinado con aquella infantil media coleta de lado, caía como cascada hasta su espalda baja, su flequillo se pegaba a su frente por lo húmedo que se encontraba por el sudor frío que soltó su cuerpo, su piel tan blanca y delicada como la porcelana podía verse por el kimono azul pastel que usaba en esos momentos, sus largas pestañas, su fina y pequeña nariz, agregando como último lugar sus semi gruesos labios que poseían un color rosa sutil natural.

Apenas Kohaku podía verlo; Rin era muy hermosa.

Se sonrojó al darse cuenta de sus pensamientos, ¿qué estaba haciendo? Ella era su amiga, y era probable que dentro de poco tiempo no la volvería a ver como ahora, pues estaba muy seguro que cuando tuviera edad suficiente elegiría irse con Sesshomaru.

***

En la época actual, Sesshomaru había terminado de bañarse, secarse y ponerse el pantalón que el hermano de la mujer de InuYasha le había dado, su problema era la camisa, pues su estola le estorbaba. Estaba pensando seriamente dejarse su torso descubierto, pero no iba a ser muy prudente por la presencia de Kagome y su madre.

Un Amor del Pasado (InuYasha) | Sesshomaru × Tú | TERMINADA Where stories live. Discover now