Prefacio 2da Temporada pt. 2

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YUKIE

Las expectativas de mi boda era tan bajas que cuando llegó el tan esperado día, todo resultó tan bien, me divertí conociendo a mucha gente nueva, aprendiendo nuevas costumbres que tendría que adaptar en mi día a día, y mucho más cuando Ethan me preparó una grata sorpresa por ser mi cumpleaños.

Recién cumplía veinte, el año ni siquiera acababa aún. El nacimiento de mi hijo o hija estaba destinado a ser entrando el dos mil tres, posiblemente en febrero, no sabían con exactitud los doctores.

—Espero que les guste mi regalo —Amelie me extendió las llaves de un aparente auto. Asintió, dándome a entender que presionase el botón que sirve para abrir las puertas.

Cuando lo realicé, un hermoso auto rojo del otro lado de la calle prendió sus luces por segundos. Era increíblemente bello, además de que se veía extremadamente caro, no sabía si era correcto aceptar tal cosa, este regalo no era destinado a mí en lo absoluto. Yo no soy la mujer a la que Ethan ama o amará.

—Gracias, madre —agradeció el ruso, posicionándose a mi lado. Creo que notó mi estado de shock.

—Todo por la madre de tu futuro hijo, por mi primer nieto —me dio escalofríos escuchar eso.

—¡Yukie! —exclamaron detrás mío. Se trataba de la esposa de Leandro, una chica colombiana muy hermosa físicamente y con una actitud cálida y extrovertida. Ella había sido mi única dama de honor, por lo que llevaba un vestido en color rojo vino ceñido a su voluptuoso cuerpo—. ¡Quiero ver esa sonrrrrisa! —dijo en su idioma natal, frase que ya me había aprendido el significado tanto en japonés como en ruso de tanto que me lo repetía—. ¿En dónde está el entusiasmo mujer? Se supone que te vas de luna de miel con este atolondrado, cuando yo me casé estaba muy feliz porque sabía lo que se aproximaba —me guiñó el ojo, yo me tensé un poquito.

Eh...

—Este atolondrado está presente, Daniela —Ethan golpeó a son de broma la frente de la latina—. ¿Cómo no te desesperas, hermano? —se dirigió a Leandro.

—¿Qué decirte? Es la magia de las latinas —indudablemente el otro rusito estaba fascinado con la mujer que tenía como esposa.

—Aunque Daniela tiene razón —opinó Amelie.

Hora de actuar.

—Créeme, Amelie —después de un tiempo, ya me dejaba tutearla—. Estoy muy feliz aunque no parezca —me pegué a mi esposo, rodeando su brazo con los míos—. Solo que me gusta disimular la emoción —ahora fui yo quien guiñó un ojo.

—Uy, uy, uy... solo no desbaraten la cama —habló Daniela.

Ethan negó, todos los demás reímos ante sus ocurrencias.

—Bien, su luna de miel los espera, queridos —la madre de mi ahora pareja señaló el auto con su cabeza.

Leandro y Daniela nos habían regalado nuestra luna de miel en Italia, así que ahí sería nuestro próximo destino por al menos dos semanas.

—Una foto a los novios, no puedo dejar ir a ese hermoso vestido —pidió la colombiana.

Casi me da algo cuando supe el valor monetario de lo que me encontraba usando en estos momentos.

Ethan me pegó más a su voluminoso cuerpo, posando su mano en mi cintura, yo me obligué a reír y hacerle creer a todos que estaba disfrutando de mi boda. El sueño de toda niña alguna vez, el de toda mujer ilusionada por encontrar al verdadero amor. Cuando Daniela finalizó de tomarnos fotografías, se despidió de nosotros y ambos nos dirigimos hacia nuestra nueva posesión. Me ayudaron a subir al mendigo auto porque no podía por el vestido, de ahí subió el oji gris y partimos hacia el penthouse en primer lugar.

Un Amor del Pasado (InuYasha) | Sesshomaru × Tú | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora