twenty-three

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Irasue leía algunos pergaminos que una raza demoníaca aliada le había enviado. No contenía mucho, al menos nada de lo que ella considerase primordial, solo algunos pedidos de bienes para los remitentes, que si era exacta, se trataban de aquellos que gobernaban el lado Sur. Fue poco después de la muerte de Toga que acordaron que ellos se harían cargo de esa parte del territorio, mientras que otra raza se encargarían del Norte.

No podía concentrarse como gustaría debido a las palabras que Sesshomaru había intercambiado con ella hace unos días atrás. Sospechó en su momento que había sido Yukiro el responsable de la muerte de la primera Yukie y su hijo, pero que su primogénito se lo haya confirmado después de siglos, era una información que le costaba procesar un poco, y luego estaba Zero, la hermana mayor del actual gobernante del lado Este. Nunca se había llevado bien con ella debido a razones que consideraba patéticas, y el poco respeto que le tenía había disminuido casi por completo con la información que había recibido. Pensar que ella calló el hecho de la muerte de la líder del clan del sol, se convertía en algo rastrero y bajo.

Vio la piedra infernal que el padre de Sesshomaru le había dejado poco antes de fallecer. No le agradaba el mal presentimiento que crecía dentro de sí con el pasar del tiempo. Todos debían de estar atentos a los movimientos de aquella perra que trató de quedarse con Toga pero jamás lo logró, al contrario, fue totalmente ignorada por una demonesa como ella misma lo era, y poco después, por una princesa humana como lo fue la madre de InuYasha.

Fue rápidamente tras su preciada espada para defenderse de un ataque sorpresa que Yukiro había preparado. Como Sesshomaru le había dicho, habían ido a atacarla, porque Raiden estaba por detrás viéndola con una mirada demasiado frívola. Todos sus guardias habían sido derrocados.

Son unos buenos para nada —pensó.

Con elegancia, golpeó al demonio castaño mandándolo lejos de su persona. No logró derribarlo porque ese no era su objetivo, solo quería alejarlo de su espacio personal. Soltó una risotada que iba dirigida para el líder del clan del cielo, este al saber que era para él, frunció el ceño.

—¿Por qué esa cara, Raiden? —cuestionó, guardando su hermosa katana, fina y filosa con un mango de color lila con celeste—. ¿Es porque no te quedaste con la chica? —lo provocó, y lo consiguió—. ¿A qué debo su ingrata visita a mi palacio?

—Tienes dos opciones, lady Irasue —habló el oji carmín—. O te pones de nuestro lado o mueres.

Y volvió a reír.

—¿Es esta su última y única opción? Deduzco que se quedaron sin apoyo, Hayate murió y Seira se deslindó de su patético acuerdo, Kashino jamás los apoyó, y tu propio clan, Yukiro, te está buscando para aniquilarte. Esta es la peor coartada que he visto en mi vida, solo lograron dar lástima, no les quedó de otra que recurrir a mí para asegurar la lealtad de Sesshomaru, ¿no es así? —resumió todo—. ¿A caso creen que les daré una respuesta positiva? —cambió su actitud burlesca a la de siempre.

—Entonces has escogido a la muerte —dijo el oji azul. Desenvainó a su Inazuma.

—¿Me van a entretener hoy? —llevó su mano derecha al mango de su katana.

Yukiro y Raiden no eran rivales para la perro demonio más poderosa de todas, no por nada era considerada como la Diosa de la raza. Alguien muy superior a todos ellos, pero Irasue no quiso tomar toda la responsabilidad que alguna vez le correspondió a su ex pareja, haría lo que ella quisiera, como quisiera y cuando quisiera.

La mujer peliplata blandió su espada una sola vez, lo suficiente para que los hiriera, aunque consigo rompió una de las paredes de su palacio. Yukiro y Raiden decidieron atacarla los dos juntos al mismo tiempo, aún así, descubrieron que la mayor era demasiado poderosa. Nunca habían tenido el privilegio de luchar en contra suya, por lo que la subestimaron por ser mujer.

Un Amor del Pasado (InuYasha) | Sesshomaru × Tú | TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora