eleven

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—Yo no diría sorpresas, más bien desgracias —murmuró Yukie de mala gana, desviando la mirada a un lado. Sesshomaru y Raiden la escucharon con claridad, provocando cierto disgusto en el azabache y curiosidad en el albino.

El oji miel aún no soltaba a la oji carmín, y la verdad es que no deseaba hacerlo. Esta tampoco le quitaba la mano de encima por lo que sabía que no le era indiferente.

—¿Quién es ella, Sesshomaru? —preguntó el oji azul—. No me vengas con que es Yukie, por favor, los dos sabemos perfectamente que no lo es.

—¿Por qué estás tan seguro que no es Yukie? —el nombrado le estaba dando uso a una actitud socarrona. Ni siquiera entendía el por qué, pues desde hacia años que ya no lo era.

—¡La vi ser sepultada, mierda!

—Yo no —se obligó a separarse de Yukie, hecho que provocó un fuerte sentimiento de vacío en ambos—. Yo no repito las cosas dos veces, así que si quieres atacarla tendrás que enfrentarte a mí.

—¿Estás seguro? —puso su espada frente suyo. La hoja de esta fue rodeada por una potente cantidad de rayos.

Sesshomaru no respondió, simplemente sacó a colmillo explosivo de su funda para lanzarse a atacarlo pero sin usar el poder demoníaco de la espada. Se escuchaba el pegar de las hojas a diestra y siniestra, Yukie estaba perpleja a lo que veía por parte del albino. Definitivamente no se comparaba a lo que aquellas memorias recuperadas le decían.

Un fuerte golpe hizo que ambos se repelieran, Raiden se alejó de Sesshomaru y viceversa. Este último quedó a la par de Yukie nuevamente, su expresión era dura, frívola, ¿en serio la estaba protegiendo? La albina no podía evitar sentirse inútil, sabía que no necesitaba a nadie que la defendiera o protegiera así como ahora, pero al no tener la misma fuerza de antes todo se le complicaba mucho más. Vio como Raiden esbozó una sonrisa ladina para después no dudar en disparar su ataque, el mismo que la había puesto en aprietos hacia poco. Cerró los ojos en un acto involuntario, pero enseguida los abrió al saberse cargada como princesa por alguien, por Sesshomaru si era más exacta.

Estaban en los aires esquivando el ataque del líder del clan del cielo. Yukie chasqueó la lengua, le estaba siendo un estorbo al peliplata, no podía seguir permitiendo aquello.

—Quiero que te aferres a mi estola —exigió Sesshomaru, empuñando con más fuerza a colmillo de acero—. Confía en mí, estarás bien.

—De eso no tengo duda —admitió—, pero te estoy siendo una carga, odio sentirme así.

—Hazlo ya —ordenó.

—Joder —maldijo.

Poco a poco se fue sosteniendo de la estola de este hasta quedar por en medio. Era tan esponjosa y lo suficientemente grande como para no tener miedo de caerse. Dándose cuenta, se cuestionaba el por qué ella no tenía la suya si sus recuerdos le decían que portaba una. Quizá era producto por el simple hecho de ser una reencarnación.

No podía ver con claridad la pelea, pero era consciente de que Raiden ya levitaba en los aires así como ellos dos. Sintió cómo su poder demoníaco llegaba a rozarla, así que se aferró muchísimo más a la estola de Sesshomaru, el cual sintió el agarre. La vio un micro segundo de soslayo para centrarse en su absurda pelea contra el oji azul.

—¿Eso es todo lo que tienes? —provocó. Yukie giró los ojos, esto era un escenario demasiado familiar—. ¡Colmillo explosivo! —contraatacó dejando inaudito a Raiden quien no se esperaba tanta energía maligna.

La peliplata analizó su panorama, dándose cuenta que estaban encima de aquella cueva de la que tanto había oído hablar a los aldeanos de donde residía actualmente. Ahí habían unas personas que le lloraban a un cuerpo inerte, seguramente de alguien quien no tuvo éxito en conseguir aquellas dos espadas resguardadas en el interior. Debía de dejarse caer, pero lo malo es que estaba a varios metros de altura, ella era más humana que una demonesa, claro que estaría atemorizada por cometer aquella acción suicida, pero no tenía tiempo que perder.

Un Amor del Pasado (InuYasha) | Sesshomaru × Tú | TERMINADA Where stories live. Discover now