nine

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Los dos perros demonios regresaron a la aldea protegida por la anciana Kaede y ahora también por Kagome. Al llegar, pudieron observar un demonio parecido a un dragón de dos cabezas el cual el oji miel identificó enseguida, pero la peliplata no. De hecho, todo le parecía sacado de un cuento de hadas, ella en su vida hubiese imaginado que todas aquellas historias que la escuela o su familia a veces le relataba relacionadas con el folklore japonés fueran reales. ¿Perros demonios? ¿Sacerdotisas con poderes reales? ¿Un demonio de dos cabezas? Estaba anonadada con todo lo que conocía apenas y mucho más con los recuerdos que había obtenido.

—¿Qué hace aquí Ah-Un, Jaken? —le interrogó Sesshomaru al pequeño demonio verde.

—Hay unas cosas en la pequeña bolsa que tiene en su montura, amo bonito. Las manda su señora madre —respondió. Yukie quiso reírse por aquel mote por el cual lo había llamado, el peliplata la vio con una ceja alzada.

—¿Mi madre? —ahora frunció el ceño.

—¡Amo Sesshomaru! —escucharon la voz de aquella adolescente que siguió al sangre pura durante toda la pelea contra el híbrido Naraku. Detrás le seguían InuYasha y Kagome quien tenía en manos la tiara.

Dejarla sola era un peligro absoluto.

Yukie la miraba con atención. La verdad es que era una humana muy bonita, su físico apenas empezaba su desarrollo natural como mujer que era, el largo de su cabello era hasta su cadera y la punta la tenía amarrada con un listón color lila, esta usaba un kimono del mismo color con decoraciones en amarillo pastel. Sus ojos cafés emanaban un precioso brillo que gritaba felicidad en todo su esplendor, sus mejillas levemente coloradas y sus labios naturalmente rosas. Se preguntaba ya cuántos pudieron haberle pedido matrimonio, pues tenía en cuenta que en esta época a las mujeres las desposaban a muy temprana edad.

Rin sentía la mirada de la demonesa sobre ella, le causaba un poco de incomodidad y la verdad es que se sentía un tanto intimidada. Ella no sabía que Yukie no la observaba con odio o celos, simplemente con pura curiosidad por sus memorias.

—M-Mucho gusto —se atrevió a dirigirle primero la palabra. La oji carmín alzó una deja por instinto—. Mi nombre es R-Rin, bienvenida a la aldea, siéntase como en casa.

—Es un placer, Rin —la peliplata alivianó el ambiente. A pesar de no estar haciendo nada malo, la tensión era palpable—. Mi nombre es Yukie, y por cierto, tutéame, no soy ni tu superior ni tampoco tu inferior claramente.

—¡P-Pero es mayor que yo! Y también es la líder del clan del sol —justificó. Kagome y el mitad bestia intercambiaron miradas, ¿qué tanto podía saber Rin?

—Ya te dije, además, no estoy tan vieja —cruzó sus brazos y le dedicó una sonrisa. La pequeña azabache se rindió, así que también le mostró un gesto de amabilidad.

—Amo bonito —llamó Jaken, todos clavaron sus ojos en él—. Son un par de kimonos, había una nota entre estos, pero no sé leer...

—Idiota —Sesshomaru le quitó las prendas y sacó aquel pedazo de papel. Cuando lo tuvo entre sus manos, pudo ver que su progenitora le había escrito que se los entregara a Yukie ya que sabía que los iba a necesitar—. Son para ti —dirigió sus iris amielados hacia la recién llegada.

—¿Seguro? —el peliplata le entregó los ropajes, ella los agarró y los apegó a su cuerpo.

—Sí. Kagome —llamó a la sacerdotisa—, ¿me das mi ropa?

Un Amor del Pasado (InuYasha) | Sesshomaru × Tú | TERMINADA Onde as histórias ganham vida. Descobre agora