six

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—Carajo —espetó el demonio azabache.

—Algo me dice que no te alegras de verme, Raiden —una voz femenina invadió los oídos de los dos presentes. Rin que estaba en el suelo, se levantó sin rechistar para posicionarse detrás de la mujer.

El varón no contestó, sin embargo por dentro le daba toda la razón a la demonesa que había salvado a una humana. Demasiado extraño teniendo en cuenta que ella los repugnaba, o eso creía. Clavó sus iris azul marino en la figura que protegía a la débil humana, descubriendo que sus iris miel lo miraban con burla, además de que sus labios pintados de un morado “vino” estaban levemente curveados formando una sonrisa.

—Y tal parece ser que sigues creyendo que soy el mismo mocoso de hace siglos, Irasue —guardó su espada. Por el momento iba a posponer su misión, mas no abandonarla.

—Es mejor que te vayas, no queremos que el clan del cielo vuelva a meterse en problemas con el clan de la luna, ¿verdad? —sugirió sin dejar su expresión socarrona.

—No entiendo por qué defiendes a una humana como esa —confesó—. Ella misma puede defenderse, no te necesita.

—¿Es que a caso no la ves? Tan débil e idefensa —miró a Rin de reojo guien agachó la mirada.

—No me diga que no siente el inmenso poder espiritual que posee.

—No, así que ya lárgate —mintió, pero supo disimular muy bien. No perdía la altivez que siempre la caracterizó desde que era una adolescente.

—Jamás creí que fueras a proteger a una humana, has caído bajo, ¿qué pensaría Sesshomaru? Tu hijo.

—Ella es la protegida de Sesshomaru —informó con voz fría. Ahora su expresión había cambiado a una gélida mientras que la de Raiden a una de asombro—. Tú conoces perfectamente a mi hijo, así que si tú le pones una mano encima a esta chica te las verás con él.

—Ha heredado los mismos asquerosos rasgos de Toga —la brisa revoloteó un poco su largo y sedoso cabello, hizo lo mismo con el de la mujer peliplata y la adolescente.

Irasue no dijo nada. Ella sabía que lo que el demonio mencionó era completamente cierto, ni siquiera entendía cómo es que Sesshomaru, un hombre igual de frío que sí misma, terminó con tener un inmenso afecto hacia Rin.

—Mi padre tenía razón —dijo—. Ustedes deberían ser exiliados de los clanes de los perros demonios, ni tú o Sesshomaru los merecen, lo único que harán será llevarnos a la extinción.

—Lástima que jamás fue así y nunca lo será —volvió a burlarse.

—Nunca digas nunca, Irasue.

—No me dan miedo tú y tu padre, Raiden —aseguró.

—No, no lo hacemos, pero conozco una persona que sí —le sonrió antes de convertirse en un enorme perro demonio de pelaje negro como la noche, ojos rojos y la pupila de un color gris oscuro. Se alejó inmediatamente dejando solas a la peliplata y la castaña.

Rin miraba con preocupación a Irasue, pues esta se había quedado estancada en sus pensamientos por algunos breves minutos. La madre del amo Sesshomaru reaccionó, gracias a eso se dirigió a por su espada que estaba clavada en el suelo y después se acercó a la protegida de su único hijo.

—Yo... —quiso hablar, pero fue interrumpida.

—No digas nada, niña —la calló.

—¡Rin! —escucharon una voz masculina a lo lejos. Se dieron cuenta que se trataba del monje Miroku que venía acompañado por Sango encima de Kirara.

Un Amor del Pasado (InuYasha) | Sesshomaru × Tú | TERMINADA Where stories live. Discover now