eight

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Sesshomaru no tardó en llegar al palacio de la mujer que lo había traído al mundo. El aroma de su protegida era más notorio estando ahí, pero seguía sin entender cómo es que una adolescente humana había terminado ahí. Los guardias al reconocerlo no objetaron cuando se adentró a la edificación para ir directo hacia su madre. Llegó hasta el gran comedor solo para encontrar a ambas en un silencio abrumador; tanta era su desesperación por ver a Rin que no se percató del olor salado que las lágrimas de esta emanaban. ¿Qué había sucedido entre ellas?

—S-Señor Sesshomaru... —escuchó la dulce voz de la pelinegra. En cuestión de un abrir y cerrar de ojos ya la veía aferrada a su cuerpo soltándose en un llanto más fuerte. Sollozaba sin aparente indicio de parar, hecho que no le agradaba al peliplata.

Odiaba verla llorar.

No supo qué hacer al estar bajo la mirada atenta de su madre. Lucía inexpresiva, pero la conocía tan bien que sabía que esperaba verlo accionar otra vez contra una frágil humana que lloraba en su pecho.

—Rin —la llamó. Posó delicadamente su brazo izquierdo en el hombro derecho de la chica.

—¿C-Cómo es que nunca se ha mostrado... t-triste? —se separó de él y clavó sus ojos llorosos en el rostro del sangre pura.

—¿De qué estás hablando? —frunció el ceño—. ¿Qué le contaste?

—Me alegra verte de nuevo, Sesshomaru —dijo la demonesa con cierto sarcasmo—. Lindos... ropajes —halagó falsamente al verlo de pies a cabeza¹.

El oji miel maldijo en su mente al darse cuenta de cómo iba vestido. Su ropa se había quedado a manos de Kagome, su armadura se había perdido en aquel otro extraño lugar por lo que tendría que buscar otra. Tenía que admitir que estaba tan cómodo con lo que llevaba que le restó importancia en todo el lapso desde que había regresado en compañía de InuYasha, su mujer y Yukie.

—No estoy para tus bromas —informó.

—Nada que te afecte a ti, a ella o a mí, simplemente le contaba una historia de cuando eras un demonio de apenas ciento veinte años humanos.

—¿Y cuál fue esa historia?

—De cuando Yukie murió en tus brazos junto con tu primer hijo —contestó mientras mostraba una expresión de indiferencia, clásico en ella.

—¿Hiciste qué? —abrió sus ojos. De ninguna manera esperaba que su madre fuera contarle tal cosa a Rin, ni siquiera Jaken lo sabía.

Hablando de ese demonio enano, ¿en dónde estaba?

—No se enoje con ella, señor Sesshomaru, por favor—pidió Rin.

—No estabas en tu derecho de hacerlo —ignoró a la azabache para reprocharle a Irasue.

—Lo vi necesario debido a la situación en que esta niña se vio envuelta.

—Al grano —exigió.

—Creo que ya te diste cuenta del gran poder espiritual que ella ahora mismo posee —le hizo ver. Otra cosa que había pasado desapercibido, ¿qué le estaba sucediendo? Él no era de dejar pasar hechos así de importantes.

Su madre tenía razón, Rin desprendía una sofocante aura espiritual muy parecida a la de Kagome, aunque se atrevía a decir que la de su protegida era mayor que la de la mujer de su medio hermano.

Un Amor del Pasado (InuYasha) | Sesshomaru × Tú | TERMINADA Where stories live. Discover now