Juntos al ballet

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Narra México

Salgo de mi cuarto lentamente, son las nueve de la mañana, me imagino que Rusia sigue dormido porque ayer se desveló, pero quiero estar seguro. Escucho ruidos en la cocina, me asomo desde la escalera y lo veo de espaldas tomando agua, me sorprende que se levantara tan temprano considerando que ayer se durmió tan tarde, mejor dicho hoy, ya era hoy.

Podría pensar que sólo se levantó por agua y volverá a dormir, pero ya no trae su pijama, ¿Qué no tiene sueño? Que vato tan extraño. Regreso sigilosamente a mi habitación, algunos minutos después lo escucho a él entrando a la suya, vuelvo a salir, entro al cuarto de Francia y saco del cajón que me indicó en la llamada que tuvimos esta mañana un par de boletos.

Vuelvo a salir y me quedo de pie cuando llego a la puerta de la estancia del ruso, suspiro nervioso. No pasa nada, México, no te va a comer, sólo hazlo. Me decido a tocar la puerta, me abre casi de inmediato, lo recibo con una sonrisa.

—Buenos días.—Amplío mi sonrisa.

—Buenos días.—Me mira con seriedad.

—Yo... Venía a decirte que bueno, en la mañana hablé con el monsieur y me dijo que tenía dos boletos para una función de ballet para esta noche y me dijo que para no perderlos podríamos ir tú y yo así que venía ya sabes, a invitarte.

—¿Al ballet?.—Levanta una ceja.

—El lago de los cisnes—Le muestro los boletos con los labios apretados—¿Sí quieres ir?.

—Huh... Sí—Me dice más a fuerzas que de ganas—Está bien.

—Bien... Voy a desayunar—Señalo en dirección a la escalera—¿Tú ya desayunaste?.

—Sí.

—Okay, te veo al rato.

Él asiente volviendo a cerrar la puerta, suspiro aliviado, algo me dice que va a ser la noche más incómoda de mi vida, por dentro rogaba para que me dijera que no, Francia me dijo que lo invitara, por eso lo hice, pero esperaba que me gritara que no y me cerrara la puerta en la cara. En fin, voy a la cocina y desayuno huevos estrellados con tocino y juguito de naranja, luego voy a mi cuarto, reviso unos cuantos documentos y el tiempo se pasa volando, cuando veo ya me tengo que empezar a arreglar para irnos.

Me pongo un traje y voy a buscar a Rusia, que también está usando un traje, nos subimos al carro en silencio total, él va manejando y es un silencio muy incómodo.

—¿Sí te gusta el ballet?.—Pregunto para romper el silencio que se estaba volviendo insoportable.

Él me mira por un segundo, se queda callado un momento y luego responde.

—Sí.

—He escuchado que a tus paisanos se les da bien.

—¿Mis paisanos?.

—Bueno, tus ciudadanos pa' que me entiendas.

—Ah, sí.

Vuelve a quedarse callado, creo que es más fácil arrancar una pinche estrella del cielo que arrancarle más de tres palabras a este wey. Suspiro y me hundo un poco en el asiento, que estrés, todavía ni llegamos y ya siento toda la incomodidad del mundo.

—¿El lago de los cisnes?.—Vuelve a hablar.

—Ajá.—Si quiere jugar a ser cortante, yo también puedo.

—Un clásico. La música fue compuesta por Piotr Ilich Chaikovski, vivía en mi territorio en los tiempos de mi abuelo, también es el autor de la música del cascanueces y de la bella durmiente, otros dos clásicos de esta área.

¿Me está haciendo la plática? Con razón hizo frío todo el día, milagro.

—Vaya... No lo sabía.—No sé qué más responder, estoy muy impresionado por su actitud.

—Y de hecho fue creado por Marius Petipa, él también vivía en el territorio de mi abuelo, pero era francés. Igual que pasa con la música de Chaikovski, a Marius también se le atribuye la creación del cascanueces y la bella durmiente, igual que don Quijote y Paquita, por mencionar las más destacables.

—La mitad de los clásicos son suyos.

—Así es, mi abuelo decía que era grandioso.

—Me imagino que sí, dejó un legado que ha sobrevivido por décadas, y hasta la fecha en tu país es reconocido por las artes.

—Sí, pero creo que no tengo nada tan impresionante como estos dos personajes.

—Ay, cállate. Tienes el Bolshoi.

—Se fundó en tiempos de mi abuelo.

—Pero lo tienes.

—Pero si fuera mérito de uno de los dos es más suyo que mío.

—Pero lo tienes.—Repito. Él se ríe.

Narra Rusia

Llegamos al teatro, nos sentamos y nos mantenemos en silencio hasta que termina, de vez en cuando le doy miradas rápidas a México porque me parece tierno cómo se emociona cada que pasa cualquier cosa, le brillan los ojos, está sonriendo y tiene el tronco de su cuerpo un poco inclinado hacia adelante, sonrío al verlo y vuelvo mi vista al escenario.

—Eso fue... Wow, estuvo increíble—Me dice cuando vamos saliendo del teatro y caminando hacia el estacionamiento, está muy contento—Cuando Odile dio todas esas vueltas, ¿Cómo es que no se marean los bailarines?.

—No lo sé, algún día te voy a llevar a ver a Svetlana Zajárova para que le preguntes.

—¿De verdad? Yo encantado, esa mujer es una leyenda, como Natalia Osipova, ¿Cuándo me vas a llevar a verlas?.

Me toma un poco por sorpresa, sé que yo fui quien lo dijo pero honestamente no pensé que se lo fuera a tomar en serio, simplemente creí que sería de esos comentarios al aire que se quedan en eso, pero creo que realmente estamos haciendo planes juntos.

—Cuando se acabe este asunto de las conferencias las vamos a ver.—Le sonrío, él amplía su sonrisa, su emoción y su alegría se contagian.

—Conste. Luego no me vayas a salir con que siempre no.—Advierte, yo me río.

—Te lo prometo, México.

—¿A tí te gusta bailar?.

—¿Bailar ballet?.—Pregunto extrañado.

—No, bailar lo que sea.

—No soy muy bueno con eso, pero supongo que es divertido...—Me quedo callado un momento—¿A tí te gusta bailar?.—Le regreso la pregunta para no dejar morir la conversación.

—A mí sí me gusta, te voy a enseñar a bailar cumbias y el payaso de rodeo para cuando te invite a una fiesta porque ni modo que vayas a la fiesta y no bailes el payaso de rodeo, en ese caso es mejor no ir.—Se ríe.

—De acuerdo.—Sonrío ligeramente, no tengo idea de lo que es el payaso de rodeo.

—Al francés le costó aprendérselo, pero en realidad no es tan difícil, ¿Qué vas a hacer mañana?, ¿Te enseño mañana?.

—ONU ya quiere que esté presente en la conferencia de mañana, pero no tengo planes ni para antes ni para después de ir ahí.

—Ya rugiste, león, mañana aprendes a ser mexicano—Vuelve a reírse, en realidad la velada no está siendo nada incómoda y aburrida como estaba esperando que fuera—¿No quieres cenar? Como que ya tengo hambre.

Anorexia (Rusmex)Where stories live. Discover now