Entrevista

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13/08/1984

Narra Estonia

En ese entonces yo tenía siete años y gracias al cielo, todos estábamos de vacaciones, hasta papá se había tomado algunos días para llevarnos a nuestra cabaña del bosque, donde acostumbrábamos ir en estas temporadas en las que no había que ir a la escuela.

Para ser honesta siempre me costó trabajo todo el asunto escolar, no me gustaba hacer algunas cosas como levantarme temprano o no poder hablar en el salón, además me era muy difícil poner atención tanto tiempo en la misma cosa, simplemente me parecía todo un martirio, pero hacía mi mejor esfuerzo porque papá decía que yo tenía que ser culta y saber muchas cosas para ser una buena líder, aunque aún no entendía del todo qué era lo que significaba eso de ser líder, él me lo mencionaba con frecuencia, Rusia también.

En los últimos meses, Rusia y él pasaban lo que para mí era una eternidad estudiando juntos, eso me molestaba, me llevaba mejor con Rusia que con cualquier otro de nuestros hermanos, y había dejado de leerme cuentos para dormir desde que papá se robaba el tiempo de sus noches. Le había pedido a Bielorrusia que lo hiciera mientras él se desocupaba, pero ella no quería hacerlo todos los días, sólo me leía a veces.

—Rusia, ¿Qué crees que vayamos a comer hoy?.

—No lo sé—Me contestó atando la mitad de mi cabello en una trenza, él me peinaba cuando papá estaba ocupado con otra cosa—¿Qué te gustaría?.

—Pescado.—Respondí con simpleza.

—Se lo voy a sugerir a papá.—Dijo, y yo o asentí satisfecha por su respuesta.

—En la escuela nos dieron un taller para hacer pulseras. Te traje una.—Saqué de mi cajón una pulsera negra de hilo y se la dí.

—Es muy bonita—Me sonrió—Gracias, ya está listo tu peinado—Se colocó la pulsera.

—Gracias, Rusia.—Toqué mi cabello y salí de la habitación dando saltitos.

Letonia y yo íbamos a jugar a hacerle una entrevista a papá, sentí que me ayudaría a entender mejor a qué se dedicaba, a qué me dedicaría yo, y principalmente porqué me había quitado el tiempo y la atención de mi hermano favorito.

Las señoras que hacían entrevistas siempre vestían muy elegantes así que me había puesto mi vestido de fiesta favorito. Todos me miraron un poquito raro cuando me senté en la mesa, pero tenía que estar a la altura de la ocasión. Rusia decía que papá era una persona muy importante y yo pensaba que para entrevistar a las personas importantes había que usar ropa importante.

Después de desayunar ella y yo entramos corriendo a la oficina de papá, donde estaban Rusia y Ucrania también, seguro estaban estudiando otra vez o algo así. El sonido de What a wonderful world de Louis Armstrong inundaba el lugar discretamente en un volumen bajo junto al olor de las galletas con chispas de chocolate y el café que reposaban en una mesa de la estancia.

Yo tenía un cuaderno en la mano, en el cual estaban escritas nuestras preguntas, mientras Letonia llevaba el micrófono de cartón con diamantina morada que habíamos hecho juntas un día antes, ella sí se había vestido como en un día casual, decía que veíamos a papá diario y que no tenía sentido arreglarnos tanto si él nos veía en pijama cada noche cuando se aseguraba de que todo estuviera en orden a la hora de dormir. Pero siempre he sido un tanto más vanidosa que ella y nadie me iba a sacar de la cabeza que tenía que vestirme para la ocasión.

—Está listo, ¿Señor URSS?.—Pregunté entrando en mi personaje.

—Claro que sí, pequeñas reporteras.

Anorexia (Rusmex)Where stories live. Discover now