Medio mexicano

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Narra Rusia

—No wey, a ver, así no.

—Así me dijiste.

—Sí, pero no—México me está enseñando a bailar el payaso de rodeo, me dijo que no era difícil pero a mí no se me da el baile, me explica mientras la canción se escucha al fondo—Es que te confundes en el orden. Mira, es como si... Ay, no sé, a ver, es como si...—Se queda pensando en un ejemplo para darme—Es como si persinaras el piso, tienes que imaginarte que haces una cruz en el piso, ¿De acuerdo?.

—De acuerdo.—Asiento mirándolo con atención.

—Primero derecha—Da un paso a la derecha extendiendo el brazo—Luego izquierda, después atrás y finamente avanzas hacia adelante, tienes que marcar tres pasos a cada lado.—Hace lo que me está diciendo para darme una demostración.

—Entiendo.

—Ahora tú. Con el ritmo de la música, ¿Eh?.

Trago saliva, me siento como un inepto, se me complica bastante, lo intento hacer como él, derecha, izquierda, atrás y adelante.

—¿Así?.

—Épale, nomás te hace falta agarrar más el ritmo, luego te vas a dar un cuarto de vuelta al lado izquierdo y vuelves a hacer la misma cruz en el mismo orden, ¿Entiendes?.

—Creo que sí.—Asiento.

—Y así consecutivamente, cuando te salga normal te enseño a hacerlo con brinquito, es más, te voy a invitar a una fiesta para que practiques, ahí aprendes porque aprendes. No, y es que si te equivocas luego te meten unos pisotones que, ¿Pa' qué te cuento?.

—Bien.—Me río ligeramente.

—La voy a volver a poner y la bailamos, ¿Jalas o qué?.—Me mira, yo asiento.

Reinicia la canción y se pone a bailar al lado de mí, yo lo miro de reojo intentando seguirlo, esta coreografía puede parecer muy sencilla pero no lo es del todo, aunque creo que estoy empezando a "agarrarle la onda" como dice él, ya vamos a media canción y no me he equivocado de lado ni siquiera una vez, miro a México que está sonriente y que claramente baila esto mucho mejor que yo. Me siento suficientemente confiado para dejar de seguirlo y empezar por mi propia cuenta, sorprendentemente me sale bien, esto es divertido y creo que puede funcionar como un buen ejercicio.

Siento que choco con México, me mareo y me caigo al piso por la combinación de ambas cosas.

—¡Ay wey! No te caigas.—Me extiende la mano para ayudarme a levantarme.

Por un momento veo dos Méxicos gracias a mi mareo, intento tomar su mano para levantarme pero agarro la del México equivocado, el que es producto de mi mareo.

—¿Estás bien? No te vayas a desmayar otra vez, por favor, porque yo no sé que hacer cuando a la gente le pasan cosas, no sé actuar rápido, ¡Pajarito, pajarito!.

Escucho su voz como si estuviera lejos o detrás de una puerta, cierro los ojos con fuerza y poco a poco se estabilizan mis sentidos, los vuelvo a abrir y ya hay un sólo México nuevamente, está inclinado hacia mí con las manos apoyadas en las rodillas, el entrecejo fruncido y los labios apretados.

—Estoy bien.—Finjo una sonrisa.

—Gracias a Dios no te desmayaste—Se incorpora con un suspiro—Pero no creo que estés del todo bien, ven, hay que entrar a la casa a que descanses—Me vuelve a extender la mano, yo la tomo y me ayuda a levantarme.

Volvemos a entrar a la casa, él pone mi brazo sobre sus hombros, supongo que por si me vuelvo a caer y me conduce hasta uno de los sillones de la sala, se asegura de que me siente sin tener accidentes antes de sentarse a un lado de mí.

—¡Oh! Agua.—Se levanta y literalmente corre a la cocina.

Vuelve casi de inmediato con un vaso lleno de agua, me lo da y bebo la mitad del contenido del mismo, no quiero tomar demasiada agua porque a veces hace que me inflame.

—Gracias México.—Lo pongo en la pequeña mesa que está frente al sillón.

—¿Quieres alguna otra cosa?, ¿Sí desayunaste bien? Chance y te pasa como a los que se desmayan en los honores a la bandera, no desayunan y cuando menos los ves ya están en el piso, ¿No quieres comer algo?.

—No—Digo rápidamente—Quiero decir, no, gracias—Ocupo un tono de voz mucho más relajado—Gracias.

Veo que levanta una ceja, se cruza de brazos y vuelve a apretar los labios, se echa hacia atrás en el sillón mirándome con reprobación.

—Es que comes como pajarito, Rusia, estás bien grandote wey, tu cuerpo necesita energía para moverse... Y lo digo porque eres alto, muy alto, no creas que por otra cosa—Se rasca la nuca y desvía la mirada—Y creo que eres muy delgado, posiblemente por eso te pasen estas cosas, creo que necesitas comer un poquito más, ándale, tantito, ¿Sí?—Me habla como si fuera un niño pequeño—Ven, yo como contigo, hay caldo de pollo, sólo caldo, no te sirvas pollo si no quieres, ¿Sí?.

Lo pienso por un segundo, me mira con paciencia, suspiro, perdóname México, pero no puedo.

—En verdad no tengo hambre.—Le digo bajando la mirada.

Escucho que suspira.

—Bien. Nomás acuérdate que ayer no cenaste.

Logré evadir esa cena diciéndole que me cae de peso cuando ceno tarde, sólo lo acompañé a un restaurante, durante todo el tiempo que estuvimos ahí me insistió en que probara su cena o que pudiera algo para mí, pero no lo hice y conseguí salir de eso.

—Hoy desayuné bien.

—¿Lo prometes?.—Me mira con seriedad.

—Lo prometo.—Es una mentira a medias, me comí dos hielos y no uno, técnicamente podría decir que desayuné más de lo normal porque usualmente me como solamente uno.

—Conste, te voy a creer, no me vayas a meter otro susto, ¿Eh?.

—No lo haré.—Espero. Nos quedamos en silencio por un momento.

—Ya eres medio mexicano.—Me dice con una sonrisa amplia.

—¿Eso crees?.—Me río levemente.

—Por su pollo, el requisito único para tener la nacionalidad es saberse el payaso de rodeo.

—¿De verdad?.

—No—Se ríe—Pero igual, ya eres medio mexicano.



*
Solecitos, yo no sé bailar el payaso de rodeo, les he fallado a todos 😔👌🏾

¿Ustedes se lo saben?.

Anorexia (Rusmex)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora