Conociendo las reglas

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Narra Rusia

He pasado lo que va del día con Hortensia, ayer me obligó a desayunar manzanas, pero sólo me comí la mitad de las que me dió, ella dijo que estaba bien, en la comida me trajo pescado asado y verduras, dijo que no tenía sal ni aceite, aún así no quería comer, era demasiado, simplemente impensable e imposible.

Cuando trataba de hacerme comer me puse a llorar, después de un par de minutos en los que trató de calmarme sin éxito se puso a llorar conmigo, lo cual me confundió mucho y por un instante me distrajo, luego ambos nos reímos. Y luego seguí llorando. Comí un poco, pero no cené.

—De acuerdo, entonces te veré más tarde, ¿Sí? Voy a tener una junta con ONU y no creo que sea un buen lugar para tomarla—Me avisa mi hermana mientras está cerca de la puerta—Hoy te van a asignar una habitación normal y en cuanto me vaya te van a dar el recorrido y te van a explicar cómo funcionan las cosas aquí.

—Okay.

—Ya me voy. Te quiero.

—Estonia—La detengo, ella me mira atentamente—¿ONU sabe de todo esto?.

—Sí—Asiente—Sabes que a veces puede ser estricto, le tuve que decir para que te dejara tomarte un tiempo y consiguiera un sustituto. Y también para mí, me voy a quedar aquí para asegurarme de que todo marche bien, voy a seguir con mis deberes en medida de lo posible, pero obviamente no es igual que estando allá, quién sabe, tal vez los presidentes se hagan cargo.

—Bien... Adiós.

—Adiós Rusia, pórtate bien.—Me dice y sale.

Inmediatamente entra Hortensia con otra mujer, más joven, de unos veinticinco años, supongo que es la psicóloga que me mencionó ayer, tiene cabello castaño muy chino, lentes y semblante amable.

—Buenas tardes Rusia—Me regala una gran sonrisa—¿Cómo estás?.

Es realmente raro que la gente me hable de y no de usted, o que no me digan "señor", no me molesta que ella se muestre con más confianza, pero sí me sorprende, ni siquiera México tuvo esa actitud cuando comenzamos a hablar.

—Bien.

—¡Fabuloso! Me llamo Paulina Hernández y voy a ser tu psicóloga, ¿Qué te parece si te mostramos el lugar?.

—Está bien.

Me levanto y nos dirigimos a la salida de la habitación, que es similar a la de un hospital, caminamos por todo un mini hospital.

—Esta es la clínica, aquí hay consultorios para cuando los pacientes se lastiman físicamente o cuando llega alguien en mal estado como tú—Me empieza a explicar mientras llegamos a la recepción del lugar—Y de ese lado—Me señala un pasillo a la izquierda, nosotros veníamos de la derecha—Están los consultorios para su salud mental, allá vas a tomar tus terapias conmigo y con el doctor Bruno Navarro, que va a ser su psiquiatra pero lo vas a conocer hasta dentro de tres días. La recepcionista se llama Carla, ¿Vamos bien?.

—Eso creo.—La verdad estoy seguro de que voy a olvidar los nombres, soy malo recordando esas cosas.

—Ahora vamos afuera—Salimos y veo que la clínica es un edificio pequeño, afuera hay mucho espacio y al frente hay otro edificio más o menos del mismo tamaño, todo está cercado por un gran muro, seguimos caminando—¿Le quieres platicar qué se hace aquí, Hortensia?.

—Bueno. Aquí está el jardín—Miro alrededor, hay pasto y algunas flores muy bonitas—Nuestros pacientes pueden venir aquí en su tiempo libre si quieren, los lunes y los jueves viene la maestra de yoga y meditación y toman la clase aquí a menos que esté lloviendo o algo así, a veces se usa para dar las pláticas en lugar de hacerlo en las salas, o también a veces comemos todos juntos aquí en lugar de usar el comedor, algo como días de campo, ¿A usted le gustan los días de campo?.—Sonríe.

Anorexia (Rusmex)Where stories live. Discover now