Haciendo planes juntos

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Narra México

—Ah, ¿Sí?—Le pregunto a Dominique mientras estamos al teléfono, me está contando sobre su vuelo de ayer.

Son las nueve de la mañana, creo que Rusia sigue dormido y yo aún estoy acostado en mi camita, anoche fui a recoger a Dominique en la central de autobuses, ya que llegó al aeropuerto de la ciudad.

—Sí, pero la vista era bonita, tenía mucho tiempo que no me subía a un avión.

—¿Y qué tal está el hotel?.

—Es muy bonito, tiene una decoración simple pero pintoresca, y es pequeño, pero muy acogedor.

—Me alegra que te guste, y lamento que no te quedes con nosotros.

—No era buena idea, Mex. Rusia se iba a sentir incómodo, sólo nos hemos visto una vez en la vida y no estaba en el mejor humor del mundo, ¿Lo recuerdas?.

—Lo recuerdo—Asiento aunque no puede verme—Pero en las noches me puedo dar unas escapadas para salir los dos. La vida nocturna también es divertida algunas veces, bueno, a mí no me gusta, pero... Si es contigo sí me gustaría.—Le suelto y aprieto los labios con nervios, ¿Sonó muy atrevido?.

—Suena bien.—Me dice con simpleza, nuevamente creo que fue muy rápido, no importa, el que persevera alcanza.

Escucho la puerta del cuarto de Rusia abrirse, está justo al lado del mío.

—Ya despertó el bello durmiente, más tarde te mando un mensaje, cualquier cosa que necesites me dices, ¿Va?.

—Está bien.

—Y sal a pasear, no te quedes encerradote en el hotel.

—Bien, no me quedaré.—Se ríe.

—Conste, hablamos luego.—Cuelgo la llamada.

Suspiro dejando mi teléfono en el buró de al lado de mi cama, me levanto y salgo de mi cuarto, veo a Rusia en un balcón que está unos cuantos metros más adelante, me acerco hasta que llego con él y me posiciono a su lado, recargando mi cabeza en su hombro mientras bostezo, él me mira y se tensa cuando lo hago, pero después de un momento se relaja.

—¿Sí pudiste dormir?.—Pregunto.

—Me tardé un poquito, pero sí pude.

—En serio lamento que el vecino te haya despertado, me muero de la pena.

—No fue tu culpa, Mex, no te preocupes.

Nos quedamos en silencio, el cielo está despejado casi por completo y se alcanza a escuchar el canto de un pájaro, el ambiente en general se siente muy tranquilo.

—¿Sueles... Salir seguido por la noche? Digo, no quiero sonar entrometido, sólo pregunto.—Me mira.

—No, es decir, sí—Corrijo cuando recuerdo que probablemente en los siguientes días sí voy a estar saliendo de noche—Ya sabes, asuntos del gobierno.

—Entiendo...—Nos volvemos a quedar en silencio.

—¿Sabes qué estaba pensando?.—Le hablo luego de varios segundos.

—¿Qué?.

—Te voy a llevar a un lugar acá chido, ¿Qué chiste tiene que vengas si nomás vamos a estar encerrados en mi casa? Seguro piensas que en ese caso mejor te hubieras ido a encerrar en la tuya.

—No—Se ríe—No pienso eso, me gusta estar... Aquí.

—Bueno, pero de todos modos sería mejor ir a algún otro lugar.—Levanto mi cabeza de su hombro.

—¿Y tienes algo en mente?.—Me mira con interés.

—Por su pollo—Hago una pose de orgullo y sonrío—¿Has oído hablar sobre las grutas de Tolantongo?.

—Tola... ¿Qué?.—Hace cara de confusión.

—Tolantongo, Rusia, Tolantongo, está medio raro el nombrecillo, pero el lugar está bien chulo, te va a gustar, ¿Qué dices?, ¿Salimos para allá mañana?.

—Sí, me gusta la idea.

—Va, en la tardecita voy a ir apartando el hospedaje, ¿Te quieres quedar en el hotel o quieres acampar?.

Se queda pensando por unos segundos mirando el paisaje, hasta que finalmente me responde.

—El hotel parece mejor idea.

—Bien, al rato hago la reservación, ¿Desayunamos o qué?.—Sé que me va a decir que no, pero no pierdo nada con intentar. Me doy media vuelta para caminar hacia la cocina, él me sigue.

—Anoche cené mucho.—Hace una mueca.

—¿A poco?—No le creo—¿Qué cenaste?.

—Uvas.

—Uyyy, no, sí, cenaste muchísimo—Le hablo con sarcasmo.

—Es que no acostumbro cenar nada.

—Sí, lo he notado. ¿Me prometes que cenaste?.

—Lo juro.

El tono de su voz me da confianza, espero que no esté mintiendo porque lo último que comió fue sandía, ayer se sentó a comer conmigo, pero nomás picó la comida y la movió de lugar, en ningún momento probó bocado, él piensa que no me doy cuenta pero tampoco soy tan bruto.

—Conste, ¿Entonces me acompañas?.

—Si quieres.

Narra Rusia

Después de desayunar México dijo que se iba a bañar, yo aproveché el tiempo para buscar en Google algunas imágenes del lugar que me dijo que vamos a visitar, es un sitio muy bonito, me gusta mucho la idea de ir.

Concretamente, me gusta mucho la idea de ir con México, él y yo, juntos y solos, creo que es romántico, además, tal vez estando allá se acerque más a mí y vea alguna oportunidad de intentar coquetear con él, aunque no soy muy bueno con esas cosas pero realmente quiero avanzar con México.

¿Qué estoy pensando? Él jamás se fijaría en alguien como yo, es sólo una salida de amigos, tengo que dejar de crear tantas películas en mi cabeza.

Pero, ¿Por qué me invitó a venir? Le he preguntado un par de veces y simplemente dice "Nomás" pero esa respuesta no me sirve de nada. Ojalá lo supiera, así sería más fácil dejar de hacerme ilusiones en cosas imposibles.

Pero hoy recargó su cabeza en mi hombro, al recordarlo sonrío y suspiro, es que a veces parece que sí... Pero a veces parece que no.

¿Me quieres, México?.

Anorexia (Rusmex)Where stories live. Discover now