Ce garçon est une ville que j'aime

2.3K 313 233
                                    

Narra México

Entro al hotel con una sonrisa grandísima, hacía mucho que no me sentía tan contento como hoy. No puedo creer que me besó, ni siquiera tuve que hacerlo yo, es raro porque yo creía que no tenía ningún tipo de interés en mí, pero al mismo tiempo es genial. Aunque bueno, si aceptó un viaje hasta acá creo que es claro que sí le intereso aunque sea un poco, ¿No? Es sólo que no sé, en el aspecto del romance no me gusta especular cosas hasta tenerlas claras, para evitar desilusiones, soy muy bueno en hacer las cosas mal.

En fin. Compré un llavero por ahí, es una tortuga de migajón muy bonita que dice "Tolantongo" en el caparazón, es para Rusia, algo así como una tregua. El guapo, maravilloso, sabio e inteligente Dominique me explicó que de cierta manera lo hice sentir amenazado, como si fuera a descubrirlo o algo y su mecanismo de defensa hizo que me insultara en un intento de hacerme enojar para que lo dejara en paz (Lo cual funcionó). El punto es que no es su culpa y ahora vengo a disculparme por haberme enchilado tan rápido.

Domi también me dijo que debería arreglar las cosas con él para no causarle alguna clase de crisis emocional, así que espero que acepte a Huga la tortuga.

Espero que aún esté aquí, porque conociéndolo, capaz que ya se fue y yo ni en cuenta.

Toco la puerta mientras aprieto los labios con nervios, no recibo respuesta así que lo hago de nuevo empezando a preocuparme.

—¿Rusia?.—Lo llamo con voz suave, espero un par de segundos y nada.

Pongo mi oído cerca de la puerta y no hay absolutamente nada de ruido en el cuarto, oh, Dios, ¿Se fue? O algo peor como... No sé, algo malo, no quiero pensar en cosas feas.

Vuelvo a tocar la puerta, esta vez un poco más fuerte. Después comienzo a golpetear el piso con la punta de mi pie, ¿Qué voy a hacer si no encuentro a Rusia? ONU me va a matar y su gobierno me lo va a querer cobrar como si estuviera nuevo el vato.

Cuando estoy teniendo pensamientos catastróficos la puerta se abre. Rusia está ahí parado sano, salvo y entero. Bueno, no tan sano, pero al menos está aquí, problemón que se armaría si se me pierde.

—¿Necesitas algo?.—Me pregunta levantando las cejas, todavía se escucha molesto. No puedo creer que esté enojado, el enojado debería ser yo, a mí me dijo gordo, no yo a él.

Cuando lo miro con un poco más de detenimiento noto que parece que estaba dormido, está muy despeinado y en general se ve adormilado, eso explica porqué no me abrió la puerta antes, pero se le ven los ojos un poco rojos, no sé si es por lo mismo de que acaba de despertar o estuvo llorando. Espero que no sea lo segundo.

—Quería pedir perdón por lo que pasó en la tarde—Me rasco la nuca mirando a un lado—No quería hacerte enojar ni ocasionar un problema, sólo quería ayudar, pero a veces soy medio bruto, ya sabes.—Me río.

Él se hace a un lado para que pase a su cuarto, la neta ya me quería dormir pero si quiere que entre pues entro, debo intentar mantenerlo contento. Me adentro en el lugar y me siento en la orilla de su cama.

—Yo fui quien exageró—Hace una mueca de incomodidad—No te preocupes. Pero por favor Mex, no te metas en mis asuntos, ¿De acuerdo?.—Me pregunta con completa seriedad.

—De acuerdo.—Asiento aunque la verdad no estoy muy convencido.

Él se sienta a un lado de mí y luego se deja caer en la cama, quedando acostado mirando el techo. Yo estoy jugando con la tortuga entre mis manos.

—La verdad no me gusta que estemos peleados, México.—Confiesa de repente después de un par de minutos de silencio. Su comentario me toma completamente por sorpresa, ¿Qué se supone que significa eso? Y, ¿Qué se supone que espera escuchar como respuesta de mi parte?.

Anorexia (Rusmex)Onde histórias criam vida. Descubra agora