Noche de insomnio

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Narra Rusia

Trato de dormir sin tener éxito como es común en mí, el vacío de mi estómago se siente más de lo normal, lo último que comí fue la sandía que México me dió para desayunar ayer por la mañana, y hemos estado caminando mucho, el tianguis es un lugar bastante grande, él dijo que no todos son tan grandes, pero sentí que ese era eterno de recorrer, después caminamos por el centro y hoy me llevó al cine en una plaza comercial, el olor de las palomitas casi me hace vomitar, pero afortunadamente resistí y cuando salimos estuvimos vagando por el lugar.

Tomo mi celular para distraerme tanto del insomnio como del hambre, abro el chat de WhatsApp de mi hermana Estonia, mi conversación con México me dejó pensando mucho en ella ¿Debería enviarle un mensaje? Realmente extraño hablar con ella, tal vez ella también extrañe hablar conmigo, a veces yo quisiera recuperar el contacto con todos en realidad, no sólo con ella, pero no sé si los demás me quieran hablar.

Quizá ella tampoco quiera, siento que podría estar molesta porque cuando dejé de hablarle me buscó mucho y yo nunca le hice caso. O puede que en realidad nunca haya querido estar cerca de mí y simplemente lo hiciera por lástima al ver el gran fracaso en el que me convertí después de la muerte de papá.

Dejo de lado el teléfono mientras suspiro, en realidad no creo que me extrañe.

Me pongo la almohada en la cara con hartazgo, si no me duermo en este momento voy a terminar haciendo una estupidez.

Quizá pueda bajar por algo de fruta, la sandía o cualquier otra fruta parece buena opción.

Para no correr el riesgo de perder la cordura y terminar comiendo de más podría pedirle a México que me acompañe a cenar, no creo que le moleste si lo despierto, si él va conmigo me va a dar pena comer mucho y así puedo estar seguro de que nada va a salirse de control.

Me levanto de la cama y empiezo a dar vueltas caminando alrededor de la habitación, me está empezando a doler la cabeza, voy a tener que hacerlo, odio cuando esto pasa. Me asomo en la ventana, desde donde se ve el estacionamiento, donde está solamente la camioneta de México.

Me quedo algunos minutos mirando por la ventana, el clima está raro, a pesar de que el cielo está despejado no hace calor, no sé cómo México puede irse a dormir en shorts, yo me muero de frío.

—¡Ya! No me hagas reír, que voy a despertar a Rusia.—Es la voz de México pasando afuera de la habitación.

La curiosidad me entra y me acerco a la puerta, me asomo por la mirilla y lo veo caminando en dirección a la puerta que da al estacionamiento mientras habla por teléfono, ¿A dónde va? Son como las dos de la mañana.

Desaparece por la puerta y segundos después se prende la luz del estacionamiento, voy de nuevo hacia la ventana, me asomo un poco recorriendo muy ligeramente la cortina, ya que, como mencioné su casa es similar a una hacienda y es de una sola planta, por lo que si se gira a mi ventana me vería.

Continúa hablando por teléfono, se ve muy contento, abre el zaguán, saca la camioneta y vuelve a cerrar, tal vez tiene algún asunto del gobierno qué resolver, pero no entiendo porqué algo como eso lo haría tan feliz.

Mi estómago vuelve a gruñir, y yo también lo hago debido al enojo que me provoca tener hambre, ahora México se fue y no podré decirle que me acompañe, ¿Irá a tardar mucho? Creo que tendré que ir solo.

—No Rusia, contrólate—Susurro para mí mismo—No hagas nada estúpido.

En ese momento recuerdo algo importante, voy corriendo hacia mi cartera, de un compartimiento muy pequeño saco una tableta de clonazepam, acostumbro tomarlo muy de vez en cuando, sólo en situaciones donde es realmente necesario.

Me la pongo en la boca y me la paso sin agua, no voy a arriesgarme a ir a la cocina por agua y terminar haciendo algo más, me acuesto bajo las cobijas y cierro los ojos para dormir.

*

El sonido estrepitoso de algo que suena como trompetas me despierta, es una canción, mi reloj marca las tres cuarenta y cinco de la mañana, ¿Quién pone música tan alta a estas horas? Dejo escapar un quejido cuando siento mi estómago pidiendo comida, por fin había logrado dormir para olvidarme de eso.

"Dicen tus jefes que a mí no me quieren" escucho la canción "Y yo me agüito y me salgo a beber"

Trato de volver a dormir pero está muy alto el volumen y me estoy muriendo de hambre, me levanto de mala gana y voy hacia la habitación de México, está emparejado, empujo la puerta lentamente, no está ahí, seguro no ha vuelto.

Me dirijo a la cocina, abro su refrigerador y saco un racimo de uvas que hay dentro, arranco diez uvas y lo vuelvo a guardar, voy a sentarme en la barra de la cocina mientras me las como, trato de hacerlo lentamente para llenarme más, pero me cuesta un poco de trabajo porque realmente necesitaba ingerir algo. Esperaba comer sólo unas seis o siete y guardar las demás, pero no lo consigo, termino con los diez frutos que tomé.

Vuelvo a caminar en dirección a la habitación, la música aún no se detiene, escucho la puerta del estacionamiento y veo a México entrando con su acostumbrada sonrisa.

—Oh, Rusia—Parece muy sorprendido de verme—¿Te despertó el vecino?.

—Sí...—Asiento y le sonrío.

—Ay, no, que oso—Se acerca hacia mí con cara de vergüenza—Vas a pensar que soy pésimo anfitrión, estando aquí no puedes ni dormir en paz, Chihuahua.

—No te preocupes, de verdad.—Le pongo una mano en su hombro.

—Es que el vecino es sonidero y ahorita tiene fiesta en su casa, entonces puso su sonido, deja le voy a decir que lo quite.—Se da media vuelta para ir, pero lo detengo, de todos modos creo que ya no voy a poder dormir.

—Mex, no te preocupes, no quiero molestar.

—A ver, eres mi invitado, yo te traje, no me molestas en ninguna manera y tengo que asegurarme de que estés bien y estés cómodo—Me habla con un tono muy suave—Así que le voy a decir que le baje, aquí espérame.

Me quedo parado con una sonrisa, adoro sentir que se preocupa por mí.











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-☁️M a d d i e☁️

Anorexia (Rusmex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora