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| Dedicación: CosmicFallen |

Capítulo cinco:

Ella es el tipo de música que escuchas con los ojos cerrados, con el alma levitando y tu cuerpo desfalleciendo.

✞

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PHOENIX MOUNTBATTEN.

Estaba a un mísero paso de dejar de ser una loca para volverme una psicótica maniática.

Tenía miedo, mucho. Sentía como que ya había decidido que hacer pero algo no me permitía tomar la decisión por completo.

Entonces, cuando pensé que me estaba relajando medianamente, descubrí que quizás padecía de esquizofrenia cuando esa voz retintineó en mi cabeza.

—Ni siquiera te atrevas, Phoenix. Sé lo que estás pensando. No lo hagas.—Casi profiero un sollozo cuando la voz calmada y reconfortante de Abel llenó la habitación. De pronto, me sentía menos cargada, más liviana y llevadera.

Era una confirmación que él sabía todo lo que estaba sucediendo, con Abel Riox sobraban las explicaciones.

—¿Me escuchas?—Susurré, por lo que lo repetí una vez más un poco más alto.

—Te escucho, Phoenix.—Su voz sonaba cautelosa, como si tuviera miedo de que explotara o...algo más.—Tranquila, estoy aquí. Estoy contigo, no estás sola. Nunca lo estarás.

Tragué saliva y me pasé las manos temblorosas por el rostro. Una pequeña parte de mi sentía que estaba siendo demasiado dramática, pero los nervios me traicionaban y todo lo sentía en exceso.

—No quiero...—Empecé, dubitativa, pero para ese punto Abel ya me estaba interrumpiendo.

—Lo sé.

—No puedo. No es justo...

Abel soltó una baja maldición que se escuchó a tientas en el baño. Desde que habían instalado Oxy en cada esquina de la habitación sabía que en cualquier momento los Riox intentarían comunicarse conmigo.

—Trevor se acerca al baño, viene a por ti. Me desconectaré y avisaré a los chichos, nos comunicaremos a media noche aquí mismo, ni un minuto más ni uno menos.

Asentí, consciente de que me observaba a través de las cámaras. Tenía un sabor amargo en la boca, no tenía ni ganas de levantarme del suelo pero lo hice con una rapidez inhumana para poder esconder las pruebas antes de que Trevor entrara.

Lo hice tan rápido y descuidado que incluso hubo una de ellas que quedó fuera del bote de basura. Era el lugar más práctico y cercano que había atisbado, no había tenido otra opción. Y mi cabeza estaba vuelta mierda, pensar claramente era arduo y cansino.

Phoenix. © [DL #2]Where stories live. Discover now