| 17 |

13.3K 1.8K 1.3K
                                    

|Dedicación: _mili_rodriguez_ dani_castaeda black_lion_23 EthanPonmeEnCuatro httplox 2Scarleth |

Capitulo diecisiete [PARTE 1/6]: Los secretos de los Riox.

ALEPH RIOX

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

ALEPH RIOX.

De un momento a otro, solo quería putamente reírme y es que no se como cojones llegué al punto de llegar de hacerme un tatuaje que creí que me dolería hasta los cojones...

...a encontrarme con la viva imagen de Phoenix madurita —con unos años encima, más viejita— justo encima de mi cama, en mi habitación. Por unos pocos segundos, creí que estaba soñando. Uno de esos tantos sueños mojados que últimamente me estaba acostumbrando a tener, y es que eso era un maldito síntoma del hechizo Phoenix. Una más de las tantas torturas que estaba dispuesto a someterme con tal de que la morena formara parte de mi.

Quizás la figura femenina no estaba en una posición en la que quisiera ver a una Phoenix madurita, pero algo era algo y ni en mente, ni en cuerpo, ni en alma, yo rechazaría una Phoenix. Sueño de mierda o no.

―Mierda, no me digas que estoy cojoneramente alucinando nuevamente con ella. ―Me quejé en voz alta, mientras reía sin gracia y me pasaba las manos por los ojos, en busca de ahuyentar el supuesto espejismo.

Entonces, la risa suave y elegante de Phoenix grande resonó por toda la habitación. Levanté la mirada y me quedé tieso por unos segundos, y es que esta alucinación parecía muy real...tanto que si me acercaba ―como estaba haciendo ahora― quizás podría hasta tocarla... ―como terminé realmente haciendo―.

Y joder, que maldita ilusión tan tan tan pero tan malditamente realista....hasta de las pequeñísimas arruguitas de los ojos...podía sentir la textura nítidamente.

―Te recomiendo que quites tu mano de mi rostro, Aleph Riox. Te lo pido por favor. ―La elegancia implícita en sus palabras no hacía que dejara de escucharse como lo que realmente era; una amenaza disfrazada con amabilidad.

En ese mismo instante, supe que no estaba en medio de una fumada monumental ni de un simple sueño, supe en un microsegundo con quien realmente estaba tratando.

Quizás Abel se hubiera dado cuenta con siquiera abrir la puerta, Kerman con solo darle dos buenas repasadas y Ader lo hubiera sabido con su instinto maníaco-maquiavélico en menos de dos minutos.

Pero yo...yo lo descubrí ahora mismo. Tres minutos con dos segundos más tarde desde que la vi sentada, con las piernas cruzadas y un vestido negro que cubría casi todo su cuerpo, gritaba elegancia, dinero...muerte. Atracción, magnetismo...encanto.

Phoenix. © [DL #2]Where stories live. Discover now