| 35 |

5K 586 106
                                    

| Dedicación: CHRIS--FOLLAME--DURO, w_blue_w, VirginidadDeAres, DarkTears97, Anticristo18f, -, 90sgarber. |

Capítulo treinta y cinco: Regreso a Lordem.

Bien...¿Quieres una villana? Seré tu villana.


21 de diciembre

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

21 de diciembre.
Lordem, Inglaterra.

El viaje en el jet privado de los Riox fue cansino, largo, pero extrañamente tranquilo. Fue sorprendente ver como Abel aceptaba que Trevor, Nikole y Hans viajaran con nosotros, pensé que en el momento que la misión acabase, se matarían a patadas.

Pero aquello no sucedió. Creo que, de alguna manera, están en una especie de tregua por mi. Tal vez ya entendían que La Legión era mi reino imaginario, y que los Riox eran mi antiguo entretenimiento que súbitamente se convirtió en parte de mi ser.

Estaban conviviendo, y yo no podía estar más divertida por dentro. Me producía tanta risa interna verlos comportándose los unos con los otros, siendo parcialmente amables a pesar de que sus ojos gritaban lo mucho que querían golpearse como animales salvajes.

Una vez pisamos tierra inglesa, los Riox ya tenían autos esperando para conducirlos a su mansión. Por otra parte, los mercenarios prontamente vendrían a ser recogidos.

—Otra misión victoriosa, Deadly. —Apuntó Hans, guiñándome un ojo en el proceso.

—¿Acaso te sorprende? —Respondí, con una ceja alzada, y la diversión brillando por mis poros. Nikole soltó una pequeña risa.

—¿Acaso esto significa que ya no tendremos reina? —Preguntó Trevor de pronto, mientras miraba a otro lado que no fuera mi rostro. Intentaba ocultarlo, pero yo sabía que le disgustaba la idea de mi no estando en la Legión.

Me mordí el interior de la mejilla, pensando en las palabras correctas. —Para nada. Sigue siendo nuestro imperio. —Por fin me observó, con la incógnita implícita en sus ojos. —Pero... algunos días trabajaré desde casa.

La realización llegó a sus ojos. No obstante, no dijo nada. Solo asintió políticamente, y aprovechó la llegada de su transporte para despedirse con un vago balanceo de su mano.

—Nos veremos... por ahí. —Terminé, mientras compartía un corto choque de puños con Nikole, y le guiñaba un ojo a Hans como adiós.

—Suerte con tu... manada. —Me gritó la pelinegra, antes de subirse en el auto y tomar marcha.

Phoenix. © [DL #2]Onde histórias criam vida. Descubra agora