Phoenix. © [DL #2]

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| Dedicación: JarismelMorganJames ,_xpansitox_ , elenagerard, YosOy3lSucioDan, tatx_07, nmd321_. |

Capítulo veinticuatro: Engaños al corazón. 

❝Ella es un desastre de hermoso caos, y lo puedes ver en sus ojos.❞

✞

PHOENIX MOUNTBATTEN KAVAZCOVA.

11 de diciembre.
Hospital Central de Moscú, Rusia.

—¿Dispararme? —Refutó Ader, con una ceja alzada y su mirada avellana plantada en mi.

Sonreí por lo bajo, y con una inocencia fingida pero eficaz, asentí.

—Justo. En. La. Frente.

El silencio fue perpetuo, expectante y repleto de unas ansias traviesas que no me molesté en ocultar. Mi juego con los Riox no había terminado. Ellos serían míos tanto como me apetezca. No me interesaba si tendría que maltratar sus mentes estando aquí en Rusia, mientras ellos vivían en Inglaterra.

—¿A qué demonios juegas, Phoenix? —Ader gruñó, acercándose en largas zancadas lo suficiente para que nuestras narices se rozaran retadoramente.

—A lo mismo que juegas tú. —Respondí, entonces. Encantada de cómo observé a Puro Músculo desenfundando su arma en un débil titubeo.

Ades estaba en una encrucijada de la cual, en efecto, no podía escapar.

—Antes de ser de la Legión del Lobo, fuiste un Riox, Ades. —Mencionó Abel pausadamente.

—Y luego de que tú propia familia te diera la espalda, mi Legión te abrió las puertas. Te refugió y te dejó hacer lo que te gustaba. Y te pagaban por ello, cuéntalo como un bonus. —Respondí yo, no dejando que Abel intentara entrometerse en su mente para manipularlo desde adentro como tanto sabía hacer el menor de los Riox.

—No le hagas caso. Es una manipuladora nata. —Al contrario de sus palabras despectivas, la media sonrisa que portaba Abel era plenamente divertida. Le divertía lo que estaba sucediendo, así como también le preocupaba aunque sea un mínimo porcentaje.

—Él también.

Touché, Phoenix. Casi pude escuchar su voz diciendo aquello.