Phoenix. © [DL #2]

| 11 |

| Dedicación: AndreMuruato |

Capitulo once: 

❝Somos desastre, y eso es lo mejor que tenemos para ofrecer.❞ 

✞

PHOENIX MOUNTBATTEN. 

—Yo no te toqué esa noche. Yo no te violé. 

Un sabor amargo se planto en la boca de mi estomago al instante. Sabia que por fuera quería parecer como que no me importaba mucho acerca del tema, que quería lucir inquebrantable, fría...fuerte. 

Pero por dentro me daban puros escalofríos. Los recuerdos vivos en mi memoria, como si hubieran sucedido hace apenas unos segundos. 

Sin embargo, así como yo era una experta descifrando, también lo era escondiendo. Aquel era mi arte, el arte dela manipulación y la mentira. 

Yo era la Reina Oscura del Engaño. 

Solté una risa vacía, y dude si dignarme a dar la vuelta hacia él. ¿Trevor Colt merecía mi completa atención? La respuesta era un simple quizás, sin nada oculto. 

 —¿Ah, no? 

Trevor apretó los labios, sus ojos yéndose por un segundo hacia el techo, y volviendo con rapidez a mi. Estaba colmando su paciencia con mi sarcasmo. 

Imbécil. 

—Solo dime una cosa, ¿Esto pasó la noche de la misión en Maldivas? ¿La noche en que te fuiste? 

Lo miré por sobre mi hombro, y asentí sin muchas ganas, incomoda. 

»No tienes que hablar, solo escúchame.—Pidió, y seguido entró por completo al armario donde estábamos, cerró la puerta tras su espalda y yo finalmente volteé. 

El castaño se sentó en forma de indio en el suelo.  Aquello, sorprendentemente, no le quitaba ni una decima de elegancia. 

»¿No te parece irónico, extraño, que después de casi ser descubiertos por culpa de Tristán algo así te sucediera? ¿Precisamente a ti, Phoenix?

No le di a demostrar mis dudas en cuanto al tema, seguí fría y presuntamente calmada. 

»Yo tuve que arreglar su mierda después de que me haya enfrentado en frente de la mafia asiática solo para decirme que quiere follarte.—Gruñó, sus ojos fijos en mi.—Es bastante gracioso que luego de que por poco me atreva a destrozarle el rostro en medio de todos, salga hecho una furia y casi nos arruine el plan y nos busque la muerte. 

—¿Me estas diciendo que estabas tan jodidamente enojado con Tristán que me violaste por no saber controlar tu ira?—gruñí de vuelta. 

—Joder contigo.—Puso sus dedos en el tabique de su nariz, y con parsimonia, lo sostuvo.