| 36 |

4.4K 540 100
                                    

| Dedicación: LucianaMaldonado782, lizeli_wharton, Edith_ResendizA, esposade_aegan, d3l4r1s_, doae_army. |

No quiero esperar el día en que etiquete a alguien que ya ha dejado de leer esta historia. JAJbjGBSJH.

Capitulo treinta y seis: Caótico Regreso.

Lagrimas de fuego que se convierten en cenizas.


ABEL RIOX

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

ABEL RIOX.

Solté un gruñido exasperado cuando el auto se detuvo, afirmando que habíamos llegado a la mansión. Mi mano aun seguía a medio camino entre los pantalones de Phoenix, mientras Kerman soltaba improperios contra la piel de su cuello. Los tres estábamos igualmente irritados a la vez, por la misma exacta razón.

—Nunca había odiado tanto la idea de llegar a casa. —Kerman se enfurruñó, mientras cerraba sus ojos y se alejaba a regañadientes de la castaña.

Por mi parte me quedé lívido. Estaba de acuerdo con él. Había sentido como si una bestia hambrienta se hubiera apoderado de mi y en todo lo que podía pensar eran en comerse a Phoenix.

Era conocido por ser la tranquilidad de la tormenta que representa mi caótica familia, pero en la tranquilidad también habían detonantes. Y Phoenix era el mío.

—Chicos... —Mi castaña aclaró su garganta, llamando nuestra atención en un santiamén. A juzgar por su cara nerviosa, lo que estaba por decir tenía cierta seriedad. Pero no pude evitar desviarme, por un simple segundo, para quedarme prendado en sus facciones. No podía entender como es que era tan bonita. Tan delirante. Tan irreal.

—¿Qué sucede? —Cuestionó Kerman, y yo asentí en concordancia. No podía siquiera hablar. Solo podía mirarla. La había extrañado tanto.

Nos había extrañado a todos, juntos, en Lordem. Incluso si en nuestros momentos aquí jugábamos a ser los detectives y justicieros.

—¿Todavía soy bienvenida aquí? —Susurró, perdida. —Digo... Es claro que perdí la beca de la universidad y no creo que tu padre aún quiera ofrecerme alojo. Creo que debería buscar lugar.

En ese instante, Kerman y yo compartimos una mirada en la que posábamos con la misma mueca.

—Te has ido por mucho tiempo, bonita. Hay secretos que aún no sabes.

Observé a Kerman tragar saliva con fuerza. Todos éramos conscientes de que Phoenix aún no sabía el peor secreto que pudimos haberle guardado. Que su madre estaba viva, y siendo cautiva por nuestro propio padre.

Phoenix. © [DL #2]Where stories live. Discover now