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Capitulo cuarenta y cinco: Tour por La Legión.

Los ojos tienen su propio lenguaje, entonces dime, ¿Qué es lo que me estás gritando?

—No, Cassiel. —Lo detuve, alzando una de mis palmas, pero manteniendo mi vista firme en sus orbes. —Si es lo que creo que dirás, por favor, no lo digas.

No quiero herirte.

Sus hombros se cuadraron de improvisto, y relamió sus labios mientras asentía varias veces en mi dirección.

—¿Qué es lo que tienes, que vuelves a la gente tan loca alrededor de ti? —Musitó, pero no respondí. Aquello era algo que ni yo misma sabía, y ciertamente me había traído tantos beneficios como problemas.

—Deberías irte. Estoy a salvo, tú también lo estás. Tienes las formas de conseguir mi número de teléfono, para la próxima me puedes llamar. —Atropellé con rapidez, y cuando las palabras terminaron de rebosar de mis labios; apreté los mismos en una fina línea.

Cassiel, con una mueca que no sabría definir con exactitud, desvió la vista, como si le fuese demasiado difícil seguir detallando mi rostro.

—Cuídate. Y que se cuiden los buitres a tu alrededor, parece que todo el maldito mundo quiere matarlos.

Un asentimiento, una última mirada, un choque de hombros; y Cassiel salió del aparcamiento sin mirar hacia atrás una sola vez.

Sin embargo, los hombres a mi alrededor nunca desaparecían por completo, ¿Acaso se quedaría pululando por ahí? La idea me ponía a temblar. Los Riox y el Colt mayor no eran buenos digiriendo la existencia de otra persona con polla que no fueran ellos cerca de mí. Y, sinceramente, no tenía las ganas ni la voluntad de presenciar otro derroche de testosterona.

Solo quedaba esperar. Esperar y ver. Esperar y rezar que nada cayera de la fina línea a la que llamábamos balance y tranquilidad en nuestras vidas.

(...)

El encontronazo con Cassiel todavía seguía dando vueltas en mi cabeza incluso horas después, llevándome a recordar nuestra infancia juntos y las emociones de niña pequeña que me había provocado en antaño.

Incluso mientras le daba un vago tour a Liam, imágenes del griego retumbaban como fogonazos en mi mente.

—Este es el bloque de tecnología. Aquí ocurre la magia electrónica que nos lleva a saber punta y detalle de cada uno de nuestros clientes y sus víctimas. —Ades estaba conmigo, aunque parecía que fuera él quien daba el recorrido. Hablaba con extasis y en su voz se denotaba lo mucho que le gustaba y placía estar en La Legión, ser un mercenario. —Puedes adiestrarte en cualquiera de nuestros bloques, buscar tu fuerte y pulirlo.

—Pero principalmente tienes que aprender a defenderte, y a no decaer. —Los interrumpí, alzando la voz y dedicándole una mirada dura a mi medio hermano.

Liam, dócil, asintió con el rostro pétreo. Su piel se veía tan tersa, tan suave que gritaba a los miles vientos que solo era un niño. Un adolescente. Pero no quitaba que a su edad, ya debería estar más que entrenado teniendo en cuenta de qué era parte. Me preguntaba por qué William, mi difunto padre biológico, no había siquiera entrenado a su propio hijo.

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⏰ Last updated: Jun 01 ⏰

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Phoenix. © [DL #2]Where stories live. Discover now