Especial 4: Liam

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*A pos. Recordando que los especiales son al final de la historia. Puedes leerlos si quieres :3 en lo personal este es mi favorito.*

Pd: Liam es 🛐

(4)

Del capítulo 26:

Libro tras libro. ¿Por qué nadie me advirtió que medicina era un infierno? Miré por el ventanal de la cocina dando con el jardín de la casa y la pequeña cancha de básquetbol. Sonreí con nostalgia al recordar esos momentos de gloria que saboreaba en la cancha.

Cerré la laptop junto a los libros. Quería y necesitaba distraer mi mente, antes de que arrojara mi paciencia a la mierda. De tanto examen mi mente estaba colapsando.

Agarre un balón y comencé a ser tiros al aro. Iba a un ritmo despreocupado. La casa se encontraba sola. Papá y Allan habían salido a charla sobre asuntos delicados, en su despacho del centro.

Era común que estuviera solo.

Allan tiene a sus amigos.

Papá siempre le aparecen nuevos casos.

Y los de mi U, se encuentran a kilómetros como para planear ir con ellos.

Tiré el balón. De forma perfecta e impecable entro sin rodeos. Debí haber seguido con el básquetbol, se me da mejor que andar averiguando los nombres del instituto.

El balón rebotó en el suelo. Hasta que unas manos más pequeñas que las mías lo atraparon.

—Uhmj, —Me quedé perplejo. Miré a otro lado fingiendo cinismo. Que idiota me veía evitando la. —no se encuentra Allan.

—Vine hablar contigo, Liam.

—Ah, sí, ¿de qué? —Masculle —Debes estar feliz, no. Las cosas van muy bien entre ambos. Si lo que deseas es mi bendición, pues la tienes. —La lancé un beso al aire lleno de sarcasmo —Que lindo verte por aquí cuñadita.

—Liam, deja de hacerte el duro.

Me lanzó el balón con brusquedad a los brazos. Sin embargo, mi experiencia no me falló, porque lo atrape sin problemas. El fastidio se plantaba en sus ojos.

—Quiero invitarte.

—A ver como se comen a besos, paso. —Rebote el balón un par de vecez distrayendo mi mirada. Porque se me hacía jodido verla a los ojos. —Tuve suficiente ver a los tortolitos en su cumpleaños. Prefiero beber cloro.

—¡Pues tragatelo entonces! —Dio un paso hasta mi —¿por qué me evitas? Pareciera como si no me conoces, sabes que me preocupas Liam.

—Je, —ladeo la cabeza —no mientas. Me abandonaste sin ninguna explicación, porque demonios no me dejas en paz. —Tiré nuevamente el balón al aro sin ningún fallo. Y vaya que estaba empezando a odiar mi perfección.

—El día sábado haremos una reunión con los chicos. Vendrán todos los que conocemos, —dio suspiro. Su voz dulce detonando paciencia me hizo cerrar los ojos. —creí que tu podrías venir, Liam.

—No iré.

—¿Qué? ¡Te estás portando como un crío!

—¿Como un crío? Carajo.

Frustrado con una mezcla de enojo, dejé el balón atrás, y por mucho tiempo mantuvimos la mirada sobre el otro. Esta vez no la iba a dejar sin explicaciones, porque las necesitaba.

—Quién en su sano juicio se va sin dar explicaciones. —hablé con más tristeza de la que preferiría esconder.

—Liam. Te dejé las cosas claras.

—Sí. Pero, ¿lo quieres?

—Sí.

Me acerqué más a ella. Sin darme cuenta, mi mano se encontraba encajando a la perfección en su mejilla dando pequeños círculos de acaricia.

—¿Y lo amas? —no dijo nada. Aquel silencio lo significó todo para mí, no obstante, mi orgullo seguía ahí. Miré sus labios con tentación a rozarlos con la punta de mi nariz. Pero me contuve. —Oh mi pequeña Domi, hay una gran diferencia entre ambas palabras.

—Pero yo lo quiero a él. —Declaro con su mirada viajando a mis labios por el mismo recorrido que yo había hecho en los suyos.

—Pero tu me amas a mí. —Así que de impulso al no recibir respuestas, me aleje de ella. Domenica quedó consternada por no haber sido yo quien rompía la cercanía. —Aprende a respetar un corazón roto, así como yo se respetar una relación.

Agarre el balón. En grandes sancanadas me aleje, no obstante me detuve para verla. Ella tragó en seco mirándome directamente.

Ella deseaba lo que yo tanto quería. Sin embargo, el papel de amante se me da mal.

Ensanche una sonrisa. —Adiós, cuñadita.

Me tuve que ir por ambos.

Porque:

1. Quería besarla, porque ambos lo deseábamos.

Pero existía un punto dos.

2. Allan es mi hermano, y ella es su novia.

¿Y si te digo que te extraño? [EN REVISIÓN]Where stories live. Discover now