Capítulo 14

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*Holiwis. Desde aquí te doy una recomendación. Los capítulos están desordenados porque wattpad esta loco, si bb, te recomiendo que los busques. Igual está enumerados beisa. Disfrute no más. *

Capitulo 14

Rebanadas de pizza

Oficialmente el partido termino. La escuela Playtor realizo una gran fiesta en la casa de uno de sus deportistas. Y, por si fuera poco, perdimos, aunque eso no detuvo a la entrenadora para armar nuestra propia celebración; ya que el puntaje fue muy parejo, podría decirse, que podemos darles cuando quiera una revancha. Esa vez ganaríamos sin problemas, ahora tengo las cosas más claras en mi mente y grabadas dentro.

—¡Ah! —soltó un suspiro —, fue un gran partido hermano —paso su brazo por mis hombros sonriendo. —¿a qué no?

Lo empujé —¿Dejaras de decirme hermano Pedro? Cámbiate, estás que apestas.

Pedro río dándome un golpee algo duro en el hombro. El vestidor olía demasiado mal. Cerré el casillero. Me quité la camisa sudada del equipo, y los silbidos de burla, me alertaron que alguien estaba viendo.

—Hey chicos, basta me ruborizan —Bromee. Dejé de hacerlo cuando vi de quien se trataba. Anabel se encontraba recostada en la puerta del vestidor, ahí sonriendo maliciosamente.

—Oh, Ana.

Sus ojos estaban puestos en mi torso, es algo del cual estoy orgulloso así que un ego pequeño se infló por mi pecho. Ana camino hasta quedar frente a mí. Que descaro, sí, una sonrisa se coló en mi rostro. Le lance mi camisa sudada a la cara.

—Pervertida —Susurre.

—¡Dah! ¡Qué asco! —con las puntas de su dedo lo tiró al suelo.

—¡Oh una chica! —Con sus encantos gastados, fue a su próxima conquista. Se quitó la camisa a propósito mostrando su torso desnudo. —Hola soy Pablo ¿y tú muñeca?

—Ana, —Sonrió. —y necesito espacio personal. ¡Allan! Te luciste, estabas tan guay —Rodeo con sus brazos mi cuerpo. Le devolví el abrazo de la misma forma.

—¡Oh no, Luis! ¡Qué asco!

Si. El vestidor olía fatal.

#

La camioneta está esperando a mitad de equipo. Me coloque la chaqueta negra del uniforme, intentando que el frío no entrara, aunque pareciese ridículo. Me subí junto a Pedro, el cual se hecho una siesta con ronquidos incluidos en mi hombro. Fue una orquesta que ignoré con I.F.L.Y.

Al llegar, todos bajaron en avalancha para entrar a la pizzería. La noche seguía helada ¿Pescaría un resfriado? No lo sé.

—¡Ohhh!

Ya estaba servido, la pizza caliente olía tan bien. Los nueve jugadores estábamos hambrientos. Es un olor cálido reconfortante. Cada uno tomo asiento, y pidieron a la encargada del local encendiera la calefacción lo cual fue un alivio.

—¡Coman chicos, se lo merecen! —Anuncio, en un pestañear atacaron a las cajas por una rebanada. —, y por favor Luis, no vomites.

Este asintió de mala gana. No es culpa de él, nos ha comentado que tiene el estómago muy suelto, más que el promedio. Se ha hecho unos estudios, pero nada. No sabe lo que tiene.

—Equipo —el capitán de tercero: Antonio, se levantó. Quizás de unas palabras de aliento para nosotros, estábamos ilusionados con este partido. Hasta Luis, no vomito en esa semana de la emoción.

—Se que sonará cliché o tal vez no los aliente para nada. Pero, lo que hicieron en la cancha fue increíble, ese no era el equipo miserable de hace dos semanas, no —continuo —, crecimos como personas. Y sé que no siempre ganaremos, pero me alegra haber formado parte de este viaje. Fue un orgullo ser un Tigre con ustedes y por eso...

Abrí los ojos como platos. Saco la cinta de capitanía ¿se la daría a alguien más? Bueno es compresible, este año se gradúan: Pablo, Anderson y él. Eso sí es perder un gran deportista.

—Esta es de todos. —la levanto.

—¡Tigres, vendremos, con el grito de guerra!

Instantáneamente, agarramos los vasos de plástico alzándolos. Esto era una gran noche, la entrenadora se nos unió al brindis.

—¡Somos uno, somos todos, ve más allá! —Gritamos al insomnio, bebiendo del vaso.

No lucia nadie deprimido, estaban felices. Habíamos formado una familia, llevo dos años con este equipo, la primera vez que llegué a la cancha sentía miedo a no encajar. Pero, hice amigos. Y encontré a otros viejos. No me arrepiento de haber visto ese anuncio colgado en la pared. Esos seis segundos fue lo que me tragó hasta aquí.

—¡Oh, bebé más Hugo! —Paso su brazo por mi hombro.

Mi celular vibró en mi bolsa, lo saque. Quizás sea un mensaje de mi papá, creo que Liam le habrá contado lo de hoy.

Arque la ceja. Era una nota de voz de Doménica ¿Estará preocupada, por el golpe que recibí? Dude por quince segundos, los cuales mande al carajo, cuando deslice el dedo por la pantalla para abrir el mensaje.

» Ah, hola Allan ¿Cómo estás? —suspiro —Perdón, pero no podré llevarte de regreso a casa hoy ¡Liam me llevará a una fiesta! ¿Te lo puedes creer? ¡iré a una fiesta, universitaria! Chao y besos. Ganaras la próxima, hablamos luego.

Hice lo que creí que no podría hacer. Dejé con las dos rayitas azules, lo dije, lo nuestro es de preguntas estúpidas y bromas y somos buenos amigos. Olvidare lo que siento y la apoyaré, no se volverá algo tóxico.

—Umm ¿Quién era, hermano? —saque su brazo de mis hombros.

—No es nadie.

Ya no lo era.

Un mes antes de los diecisiete.

¿Y si te digo que te extraño? [EN REVISIÓN]Where stories live. Discover now