Capítulo 17

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Capítulo 17.

Diecisiete años.

Es el día. Al fin cumpliré diecisiete años, y es grandioso. Era un plan increíble que me lo plantee miles de veces en mi mente o al menos en mi vida, ya casi formaba parte de las decisiones importantes de mi familia, no solo en lo que íbamos a comer, si no algo de mayor importancia.

O quizás podría ganarme la lotería de paso unos cuantos dólares más no me vendría mal.

También podría simplemente enamorar a Doménica y tendríamos un final perfecto como esas películas que compraba mi mamá en la feria.

Sí, definitivamente sería una gran noche de festejo.

Mi papá había preparado la cena, canceló su agenda de hoy para tener los preparativos listos. Liam y yo ayudamos a colgar las guirnaldas de colores blancos y azules, también inflamos un par de globos y acomodamos todo.

No he hablado con ninguno de los dos al respecto de esa página. Decidir buscar el momento adecuado. Todos los invitados entraron a la casa. Los padres de Doménica junto a ella, Pedro con las mangas recogidas, Pablo con la cámara lista para inmortalizar lo de esta noche, y varias sonrisas con fundas de regalos.

Solo invite mis amigos más cercanos, algo íntimo. Mi cumpleaños aún no era digno de salir en una revista o periódico. Aunque tuve un corto tiempo de fama, con lo de Doménica en la carretera.

La cena estaba deliciosa. Preparo el spaghetti con albóndigas que tanto me gustaba. Mamá murió cuando yo nací, papá me contó ciertas cosas de ella. Unas de esta es que le encantaba el spaghetti, y desde entonces se convirtió en mi platillo favorito, la quería sentir cerca.

—¡Oh, ahí viene el pastel!

—Vamos, cantemos el feliz cumpleaños al mocoso. —Puse los ojos en blanco. A pesar de todo, es mi hermano mayor.

Sentado en el costado, me miraban sonrientes. Pablo ajustó el lente de la cámara.

—Sonríe Allan, que si sale mal me la quedo yo. —Bromeó.

—¡Encienda las velas! ¡Rápido! —Doménica, lucía más ansiosa que yo, sabía que era importante esto para mí. Quería que saliera todo perfecto.

—¡Antes que sean las doce!

Papá las encendió. Sonriendo me dijo: —Como has crecido, tu mamá debe estar sonriendo desde el cielo, Allan.

—¡Vamos!

Con voces desafinadas empezaron a cantar:

Cumpleaños feliz, te deseamos a ti.

Que los cumplas felices, le cumplas feliz.

Te estás poniendo viejito, te estás poniendo viejito.

¡Y nadie lo puede evitar!

Cumpleaños feliz, que el Señor te bendiga, cumpleaños feliz.

En este día de tu cumpleaños,

En este día lleno de alegría,

Todas tes felicitamos, cumpleaños feliz.

«Si. No era un mal cumpleaños, de hecho, la estoy pasando muy bien. Pues todos los que me importan están aquí, en esta noche.»

—¡Oh, no cuidado Pablo! —Se quejó Pedro.

Estamos prendiendo bengalas en el patio, mientras que los adultos se quedaron en la cocina. Mi papá, consiguió un par de juegos artificiales para lanzar, desde el patio.

—¡Mira Allan! —me mostró la bengala encendida, esta brillaba echando chispas. Sonrió, ruborizándose.

—¡Es tan hermosa!

—¡Listo! Mocoso —Se acercó a ambos. —, ya están los juegos artificiales, tendremos un hermoso cielo hoy.

—¡Chicos, vengan! —La señora Maia, trae pedazos de sabrosa sandía fresca en una bandeja. Ambos chiflados se adelantaron hambrientos.

—¡Ya voy! —Negué divertido, al ver a Liam detrás de ellos. Aunque sea mayor sigue siendo un infantil, y no está mal, tengo una teoría de que todos no crecemos en absoluto, simplemente tenemos más responsabilidades.

—Allan...

—Umm, ¿Qué pasó Dome? —Pregunte desconectado de la realidad.

Esto es un sueño.

—No te he dado mi regalo —Agarro mi mano, sentí un trozo de papel en ella. —, ábrelo cuando no estés cerca de mí.

Arque la ceja. —¿Por qué tanto misterio? Acaso ¿temes de algo qué te puedas arrepentir?

Soltó un suspiro —Tonto, solo hazlo. No creo arrepentirme de eso.

—¡Allan, Doménica! Siéntese acá. Encenderemos los juegos pirotécnicos, ahora. —asentí. Papá se había esmerado tanto en esto.

Todos sentados con un trozo de sandía. Hasta que ¡Bah! Los fuegos artificiales comenzaron a salir.

Es tan guay.

—¡Hermano, que bello!

Asentí. Era un espectáculo único. Los colores destellando en el cielo, se unían a otros. Absolutamente todos, estaban disfrutando de esto. Cumplir diecisiete. Olía tan bien, se podría saborear lo interesante que sería mi vida ahora en adelante.

—¡Mamá, viste eso! —Hablo Doménica, emocionada.

¿Y si abro el papel? Ella no está cerca de mí. No estaría incumpliendo lo que dijo. Sin más lo abrí. No podré olvidar esas tres palabras sencillas, tuvieron tanto impacto en mí. Mi mente recordó cada detalle que vive a su lado, como las pijamadas, las noches de películas, los cumpleaños, la feria de verano, nos acercaron tanto hasta el punto de querer ver su sonrisa un millón de veces más.

Cuando creí superarla, ahí está ella.

Dándome esperanzas una vez más, e volviendo a mi vida y impactándome como un bumerán.

"Te amo, Allan."

Actual, diecisiete años.

Gracias a las personas que guardaron la historia o las que dejan comentarios y votos, se que escribir una historia no es fácil además de que como es mi primera historia, no hay tanto apoyo pero buala, pe cada granito de arena cuenta y por eso les agradezco de hacer que esto sea especial para mi.

Se les quiere desconocidos de W <3

¿Y si te digo que te extraño? [EN REVISIÓN]Where stories live. Discover now