¿Y si te digo que te extraño? [EN REVISIÓN]

Capítulo 11

Capítulo 11

Ser eternos

Llego el Domingo, significado de: Noche de juegos.

Dudaba en ir a pesar de las cosas tensas con Doménica. Al fin de cuentas, ambos nos disculpamos. Dejamos claro que no cruzaríamos el límite, no se saldrá de nuestras manos. Pero me seguía pareciendo estúpido sentir tantas cosas, y no poder hacer nada al respecto.

El patio de Doménica luce genial. Lo decoró con luces amarillas por algunas plantas y otras colgadas en el techo, una mesa pequeña y varios bocadillos para picar. Solo con ver eso, me entro un gustoso apetito que estaba dispuesto a saciar.

Todos ya nos encontrábamos en el patio interactuando. Liam coqueteando con Doménica, Pablo tomando un par de selfies al lugar y Ana charlando con tranquilidad con su primo. Ataque la mesa de bocaditos, llevándome un mini sándwich a la boca.

—¡Oh, Allan! —Anabel se encontraba a lado mío. Su vestido morado con pliegues la hacía lucir espectacular. Sonrió, el color de sus Brackets ahora es rosa, por lo que veo. —, ¿te alegra verme?

—Si. Nos alegra verte aquí —agarro su hombro. —, me haces tan feliz primita. —Me guiño el ojo asegurando que el estaría pendiente.

Ahí estaba. Súper Pedro salvándome de lo sanguijuela que es Anabel. Como invocado por el demonio, Pablo se acercó a saludar, más bien a tomar fotos de recuerdo. Su otra pasión siempre ha sido la fotografía. Aunque también ama ver fotos de chicas en bikini, sobre todo si es Karla Vicente, la presidenta estudiantil.

—¡Selfi! —El flash del celular nos está dejando ciegos. Anabel aprovechó poniendo cachos a Pedro.

—Amigo estas cachudo. —Comente divertido.

Me calló bien. Si la hubiera conocido antes que Doménica, creo que hubiera algo entre nosotros. Prefiero mejor esta amistad, no jugaré con nadie.

—¡Chicos venga, vamos a iniciar! —anuncio Liam mientras abrazaba a Doménica. Ella mostrándose algo incomoda sonreía.

Su vestido verde floreado es largo y liso, se acomoda perfecto a sus curvas naturales, hasta hizo rizos las puntas de su cabello —relamí mis labios— Recuerda, limites.

Anabel frotó las manos ansiosas y giró la botella. Era un juego dinámico de preguntas, nada peligroso. Esta se detuvo en Pablo.

Agarro una tarjeta moviendo sus cejas simpáticas. —Si fueras alguien por un día ¿quién serías?

—Ummm —rasco su nuca pensando. Nada sabio saldría de su boca.

—. Un fantasma, sería interesante visitar por un día el otro mundo.

—¿Por qué? —pregunté. Agarre un puñado de Doritos.

Hizo su cabello atrás hablando como filósofo —Mera diversión Allan. Quizas busque a mi gato pelusa y me ponga a jugar a las cartas con los muertos.

—¿Te imaginas que eso fuera posible? Todos de alguna manera seriamos eternos. —Acotó Ana con asombro.

Pablo se encogió de hombros y prosiguió con el juego. —Bueno mi turno. —giro la botella, sin esperarlo, le tocó a Doménica.

Ella sin mostrar animo agarro la tarjeta.

—¿Que te gusta más de la persona que tienes al frente?

—¡Ohhh! —exclamo Pedro eufórico —, mierda ¡Este juego quiere ver el mundo arder, pero no arder en el!

—Dale Doménica —mascullo Anabel. —Responde, ¿Qué es lo que más te gusta de Allan?

Cierta electricidad chocaba entre ellas dos, su primera impresión no fue nada buena. Creó ser culpable de eso. Aunque Anabel no mostraba rabia hacía Doménica, esta si lo hacía.

—Ahm. —Trago en seco.

La mire a los ojos esperando por su respuesta, mi corazón saltó de emoción. Nerviosa jugó con sus manos evitando mi mirada.

«Así es amar, saber que te pueden lastimar, y en vez de gritar solo te callas, por miedo a lastimarla a esa persona. Pero, no se puede llamar a mor si hay dolor»

Varias corrientes de placer recorrieron mi cuerpo. Eso provoca Doménica, me molesta tanto como me agrada. Es una lujuria.

—Responde. Solo es un juego —puntualizo Liam. Trono sus dedos tomando agua ¿nervioso, ¿eh?

—Ah, pues...

—¡Responde, responde, responde! —fulmine a la mini barra de estos chiflados. Se detuvieron fingiendo cinismo ante la situación

—Ah, es un gran amigo. Nada más. —sonrió nerviosa. A chinando sus ojos acotó: —Solo eso me gusta de él.

¡Bingo!

Miente. Sonreí con malicia, al saber ese detalle. Es como una esperanza ¿Y el límite de amigos? Me vale un pepino.

—¡Buuu! ¡Buuu! —abucheo Anabel. —Que aburrida Doménica, —sonrió —todos esperábamos algo más ingenioso. —beso mi mejilla.

Me devolvió a la realidad. No puedo jugar con fuego, ni tampoco arruinar "ese algo" con mi hermano. Ni le gusto.

Necesito una excusa. No quiero estar aquí, por mi saldría corriendo de este lugar.

—Al parecer se acabó el jugo, —comente —voy por más.

Me fui. Mi autocontrol no es suficiente. No podré detenerlo.

Entre a la cocina, no hacía tanto frío como acá afuera, es acogedor. Agarre del balde vertiéndolo a la jarra. Tengo que calmarme, no arruinare una amistad de dos años.

—¿Te ayudo? —Sonó nerviosa, me vire clavando mi pupila azul sobre la suya —, de todos modos, es mi casa.

—Si, ¿y lo vasos?

—Están acá arriba —señalo la estantería más alta —, tranquilo, yo los bajo.

Agalle la cabeza avergonzado, ¿qué me habrá querido decir? —Me haces sentir pequeño —murmure. —, aunque tú también lo eres.

Me saco la lengua divertida.

—¡Hay si! Ja, que chistoso. —Su mal sarcasmo me hizo sonreír.

Somos convencionales, pero nos llevamos bien. No quiero dañar esto. Quizás ser amigos es lo correcto.

Esta noche la pasé bien. Todo iba de maravilla y con lo que ya cumpliré diecisiete, eso será otra cereza al pastel.

—Pitufina. —murmure negando con la cabeza.

Un cucharazo se sintió en mi espalda —¡Si te escuché! ¡Mido uno cincuenta cuatro! Estoy al promedio.

—¡Auch! Que rebelde señorita.

Se sonrojo al escuchar esa palabra, su punto débil. No hay nadie más que ella. A la mierda la línea de la cordura, quiero hacer locuras, que valgan la pena recordar. Porque cuando todos los años se venga encima de mí solo tendré recuerdos, mientras tanto seguiré viviendo la historia.

Un mes antes de los diecisiete.

☀️Tengo una duda:
¿Cuál team prefieren de Allan?
#Domenica
#Anabel

Los Leo, me harían demasiado feliz si comentan :))