Capítulo 20

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*Holiwis. Desde aquí te doy una recomendación. Los capítulos están desordenados porque wattpad esta loco, si bb, te recomiendo que los busques. Igual está enumerados beisa. Disfrute no más. *

Cargue varias bolsas de comida chatarra 《Las favoritas de Carla》 pensé. Tenia hambre, estas visitas al hospital me están matando del cansancio.

Y aún no he podido escribir. Se lo que debo decir, pero no me atrevo, esas palabras sobre el amor, el calor y la alegría agria llena de placer que llena mi corazón, aún no llegaban a mi en palabras secas.

《Seria una buena despedida para ambos, una dolorosa, una herida abierta en medio verano 》

—¿Qué traes para mi? —preguntó Carla, acomodando su ridículo gorro diminuto de enfermera.

Abri una de las bolsas —Donas. Sí que estás a dieta hay manzanas.

La elección estaba clara. Pero me divierte sus expresiones de duda ante dos opciones, una que le beneficia y otra que saboreara con gusto mandando la dieta a la mierda.

Hizo un leve puchero, arrugando su frente —Eres cruel. —Sentecio divertida.

Alze los hombros tomando una postura relajada.

—Soy justo.

—Dame las donas, —sonrei divertido. Le pasé la caja llena. Se le hace agua la boca, relamio sus labios con deseo.
—¡Oh genial! se ven tan buenas.

No espero más. Le dio un mordisco conl la gran amante de la comida.

—¿Cómo sigue? —arrugue un poco la frente. El olor al hospital me revuelve el estómago, odio estar en sitios como estos.

—Ah, esta bien. Dicen que unos de estos días podría despertar. Eso es una buena noticia. —Sonrio con cierta calidez. Al oír esa noticia una sonrisa forzada se apoderó de mis labios.

¡Si!

Eso me quitó un peso de encima. Eh estado trabajando duro, quería reunir algo de dinero. Me encargaría de pagar algunos de sus tratamientos como él culpable que era, para disminuir la culpa.

《Idiota. Aún sigues siendo egoísta》

Esas palabras me perseguían como fantasmas en plena oscuridad, logrando que el miedo se apodere de mis huesos. Varias dudas me tumbaban.  Y la imagen nítida de Nadia y Joel, venía a mi recordando mi mayor temor. Temor de no haber cambiado. Temor a seguir igual.

—Ve no te quitó tiempo. Pero ojo esta ese niñato que arma peleas —asenti.

¿Se refería a Liam?

Reí internamente al escuchar su apodo: Niñato. Que ridícula, Carla no es buena con los apodos, ni con la dieta.

Me contó que a los cinco años le compraron un perro, dijo que era muy blanquito y suavecito que después de pensar tanto, lo llamó: Perro uno. De los muchos que vendrán.

"Piensa más allá Allan" solía decir, mientras remoja sus papas a la salsa picante roja.

Debió haber lo pensado mejor.

Segui caminando. Prácticamente estoy muerto, no he comido bien últimamente, ni si quiera he dormido en días. Era un zombi ambulante. Un idiota diría Liam.

La preocupación me mantiene despierto. Enmendar mis errores es difícil. Me he disculpado pero aún... no es suficiente.

A nadie le alcanza mis disculpas.

Estar roto es lo peor.

Ella me hizo feliz con tan poco, quiero devolverle el favor. Aún no olvido el sabor de sus labios, son tan suaves y esponjosos. Como una mordida a un algodón de azúcar, y ese toque caramelos que sabe a fresa.

¿Y si te digo que te extraño? [EN REVISIÓN]Where stories live. Discover now