Harper Edwards nunca había imaginado que acabaría enamorándose de James Howard, pero las vacaciones de verano han sido muy largas y les ha permitido conocerse mejor. El problema es que ninguno de los dos se ha atrevido a admitir lo que siente el uno...
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Cuando salgo al campo, junto al resto de mis compañeros, escucho como desde las gradas gritan nuestro nombre. Están llenas de gente y no queda ni un hueco donde sentarse. Todos están entusiasmados con este partido, porque es el primero de la temporada, y eso solo consigue ponerme más nervioso.
Muchos nos vamos a dar a conocer y tenemos que hacerlo lo mejor posible. Sobre todo, yo, ahora que soy el quarterback del equipo.
Lo he tenido bien guardado, lo sé.
El entrenador nos dio la noticia en el último entrenamiento. William no se lo tomó nada bien al principio, pero hemos estado trabajando en equipo estos días y no nos ha ido nada mal.
Nos reunimos con el entrenador, en el banquillo, y nos comenta rápidamente las tácticas antes de empezar el partido.
—Confío en vosotros chicos —Pone su mano en el centro y pasa su mirada por todos nosotros. Todos ponemos nuestras manos sobre las suya y las levantamos en el aire.
—¡Lions, Lions, Lions! —Gritamos al unísono—. ¡A por la victoria!
La gente nos vitorea cuando nos reunimos en el centro del campo, con el otro equipo, y saludamos a cada jugador. Algunos de ellos me miran con superioridad y no puedo evitar reírme, sé que eso les hace rabiar por dentro porque intentan ponerme nervioso y son ridículos.
Desvío mi mirada de ellos para centrarme en lo importante. Me acerco al árbitro, junto al quarterback del otro equipo, y este lanza una moneda al aire.
Bien. Comenzamos defendiendo.
El partido empieza y nos colocamos tal y como nos ha dicho el entrenador. Gracias a sus tácticas, conseguimos arrebatarle el balón al equipo contrario en varias ocasiones. En la primera parte del partido y antes del descanso, consiguen marcar varios puntos.
Acabamos de empezar y ya nos llevan mucha ventaja.
De camino al vestuario, las animadoras de cada equipo salen a animar al público. Entre todas las chicas consigo visualizar una cara conocida. Cuando gira su cuerpo y empieza a agitar los pompones me doy cuenta de que es Blair, la chica que conocí en la fiesta.
—James, no te entretengas —me dice uno de mis compañeros, rodeando mi cuello con su brazo y llevándome al vestuario—. Ya tendrás tiempo de verla en la fiesta.
Asiento y nos sentamos a escuchar de nuevo la táctica del entrenador. Si no hacemos algo, el marcador del equipo contrario seguirá subiendo y el nuestro se mantendrá igual.
Cuando salimos al campo, el equipo de animadoras nos da la bienvenida y seguimos con la misma táctica, aunque ahora nos toca atacar y hemos hecho algunas modificaciones para despistarles.
Me coloco detrás de Maverick, el jugador central, el cual me pasa el balón hacia atrás y lo recibo con las dos manos. Salgo corriendo, esquivando a varios jugadores del equipo contrario, y le paso el balón a Brandon.
