41 | Harper

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Permanecemos abrazados el uno al otro durante un buen rato, en el que James no ha necesitado decir nada para expresar lo que siente

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Permanecemos abrazados el uno al otro durante un buen rato, en el que James no ha necesitado decir nada para expresar lo que siente. Me aparto un poco de él, llevo mis manos a sus mejillas y paso mis pulgares por debajo de sus ojos para limpiar sus lágrimas.

—¿Quieres hablar de lo que ha pasado?

James niega rápidamente con la cabeza y vuelve a esconder su rostro en el hueco de mi hombro.

—James tienes que hacer algo, es más importante tu salud.

—¿Estás insinuando que debo dejar el equipo?

Su pregunta me pilla por sorpresa, pero aunque me duela mi respuesta sin duda sería sí.

—¿Sí? —Nuestras miradas se encuentran y no consigo descifrar en que está pensando—. ¿No? No lo sé James, no es una decisión que deba tomar yo. No quiero sentir que estás dejando el equipo por mí, por mi culpa.

Aunque intento controlarme, las lágrimas salen solas. Intento secarlas rápidamente, porque debo mantenerme fuerte, por él.

—Harper, no quiero que te guardes lo que sientes. Si necesitas llorar, llora —Asiento con la cabeza y veo lágrimas brotar de nuevo de sus ojos—. Si lo dejara no lo estaría dejando solo por nosotros, lo dejaría por mí, por mi salud, y aunque me duela abandonar a mi equipo creo que necesito tomarme un descanso.

—¿Estás seguro de que es lo que quieres?

—Sí, llevo un tiempo pensando en cuáles son mis verdaderas prioridades. He jugado al fútbol desde el instituto y por eso le tenía tanto aprecio a mi nuevo equipo, pero me he dado cuenta de que antes era una prioridad para mí, ahora ya no.

—James, lo único que quiero es que seas feliz.

—Harper, créeme, lo soy.

Sus labios no tardan en cubrir los míos. El beso comienza siendo delicado pero no podemos evitar emocionarnos y se vuelve algo más intenso y ardiente. Hacía mucho tiempo que no teníamos un momento para nosotros solos y se nota lo mucho que nos deseamos.

Uno de mis miedos tras tener a Charlotte era que James y yo perdiéramos la chispa, pero me alegra saber que James sigue teniendo las mismas ganas que siempre, al igual que yo.

Introduzco mi lengua en su boca y James suelta un profundo gemido cuando mi lengua toca la suya. Mis manos van directas al borde de su camiseta y aunque intento quitársela rápido, se queda atascada en su cabeza.

—Se ha quedado atascada —comento y los dos comenzamos a reír.

Mientras James termina de quitarse la camiseta, me levanto y me arrodillo en el suelo frente a él. Bajo la mirada a su pantalón y puedo ver perfectamente lo excitado que está.

Llevo mis manos a su pecho y disfruto acariciando cada centímetro de su piel mientras me incorporo y deposito pequeños besos por su cuello y por todas las zonas que he acariciado. No me detengo hasta llegar a los cordones de su pantalón de chándal y James se levanta un poco para facilitarme la tarea de bajarlos, junto con sus bóxers, hasta el suelo.

Harper & JamesWhere stories live. Discover now