Harper Edwards nunca había imaginado que acabaría enamorándose de James Howard, pero las vacaciones de verano han sido muy largas y les ha permitido conocerse mejor. El problema es que ninguno de los dos se ha atrevido a admitir lo que siente el uno...
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Aprovechando que James se ha ido a dar una vuelta con Charlotte, me preparo un té con limón y palomitas en el microondas. Mataría ahora mismo por tomarme una copita de vino, pero por el bien de Charlotte no puedo tomar nada de alcohol hasta que termine la lactancia.
Dejo el bol encima de la mesa del salón y me acurruco en el sofá. Al encender la tele aparece un reality show y decido dejarlo en ese canal, ya que no echan nada mejor. Me sumerjo tanto en la conversación que están teniendo dos de las concursantes que cuando escucho el tono de llamada de mi teléfono, me sorprendo y doy un pequeño bote. Extiendo rápidamente la mano hasta la mesa para cogerlo.
Es Madison.
—¡Hola! ¿Cómo está mi chica favorita? —me pregunta nada más descolgar la videollamada.
—Muy bien, disfrutando de un momento para mí misma —Le muestro las palomitas y a Madison se le hace la boca agua—. ¿Y tú? ¿Estás sola?
—No, estoy con Erika —me responde y gira el teléfono para que pueda verla. Mi amiga me saluda desde el asiento del conductor, pero no tarda en devolver la mirada a la carretera. Lleva el pelo más corto que la última vez que la vi, se lo ha dejado por los hombros y no le queda nada mal.
—¿Vais a algún lado?
—Nos aburríamos y hemos decidido ir a dar una vuelta con el coche, ¿tienes algún plan esta noche?
Escucho como Erika detiene el coche y las dos se bajan de él. Madison no para de mover el teléfono, de un lado a otro, y me cuesta ver dónde están. Supongo que habrán salido a dar una vuelta por Central Park, les gusta mucho ir allí.
—Nada en concreto, tenía pensado preparar la cena y ver una película con James, ¿por qué lo preguntas?
—Por nada, es solo que... —El timbre suena de pronto haciéndome saltar del sofá otra vez—. Hay un cambio de planes amiga.
Giro la cabeza para mirar la puerta principal y vuelvo a dirigir mi mirada al teléfono.
—¿Estáis de broma no?
Me levanto con rapidez del sofá y como el salón está al lado del pasillo, no tardo nada en acercarme a la puerta principal. Cuando la abro, efectivamente, mis dos mejores amigas se encuentran de pie frente a mí.
—¡Chicas, pero que sorpresa! ¿Qué hacéis en Detroit?
—Hemos venido a pasar la mejor noche de chicas del mundo, tenemos que celebrar que te casas.
—Aún no he hablado con James nada de la boda...
—Da igual —me interrumpe Erika—, te echamos de menos y teníamos ganas de pasar tiempo contigo, como hacíamos antes.
—Por supuesto, pasad no os quedéis en la puerta.
Abro la puerta por completo para que puedan entrar. Madison es la primera en pasar por mi lado y Erika la sigue con una maleta gigante en las manos.
