Harper Edwards nunca había imaginado que acabaría enamorándose de James Howard, pero las vacaciones de verano han sido muy largas y les ha permitido conocerse mejor. El problema es que ninguno de los dos se ha atrevido a admitir lo que siente el uno...
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—¿Voy a poder cambiarme de universidad?
Clare Anders, la rectora más amable que he conocido nunca, me lanza una mirada de comprensión. Llevo media hora esperando para poder reunirme con ella en su despacho para hablar sobre el tema del cambio de expediente y se nota lo nerviosa que estoy, porque las palabras han salido por si solas de mi boca y me avergüenzo rápidamente.
—Lo siento —me disculpo.
—No pasa nada señorita Edwards. Lo primero de todo, bienvenida. Emily, mi secretaria, me pasó tu petición y he estado revisando los papeles —Abre un cajón de su escritorio y saca un archivador que lleva mi nombre—. Tus padres pagaron la matricula completa de todo el año y eso cubre el resto del curso, ya sea en esta universidad o en otra. Así que no veo por qué no podría cambiarse si así lo desea. Eso sí, el cambio le supondría un coste extra por los tramites que tenemos que hacer para cambiar su expediente.
—¿Cuánto sería?
—Unos 250$. Comenzaremos con el papeleo lo antes posible para que pueda continuar allí el semestre después de las vacaciones de navidad sin problema.
Tal cantidad de dinero nunca había sido un problema cuando mis padres me ayudaban económicamente, pero ahora...
—Entonces, ¿está segura de que no hay ningún problema y que puedo cambiarme de universidad?
—Claro que no hay ningún problema. Viendo tu historial académico, algunos exámenes del semestre los has pasado y por lo que veo con muy buena nota. Así que, no creo que te cueste mucho adaptarte a las nuevas clases y a los profesores. Eso sí, tendrás que esforzarte un poco más, porque va a ser un cambio bastante grande.
—Lo sé, me esforzaré.
—Por si lo necesitaras, el año que viene puedes solicitar becas que te ayuden económicamente con la matrícula de la universidad. Espero que todo te vaya genial y que tu cambio sea lo más leve posible.
—Muchas gracias por todo, ha sido de gran ayuda.
Nos despedimos en la puerta de su despacho y me despido de Emily antes de salir al vestíbulo, allí me encuentro con Lía. En cuanto me ve, sus ojos se llenan de lágrimas y se abalanza sobre mí.
—No me puedo creer que te vayas a ir, ¿qué voy a hacer yo sin ti? Teníamos tanto por hacer juntas.
—Os visitaré, lo prometo.
—Te voy a echar de menos.
La abrazo con fuerza y yo también comienzo a llorar.
—Me alegro mucho de haberte conocido y también voy a echarte mucho de menos.
—¿De verdad? —Se aparta para limpiarse las lágrimas.
Asiento con la cabeza y la vuelvo a abrazar.
Es una de las personas que más voy a extrañar, junto a Kalie. Dejar la vida que había comenzado aquí en Boston me duele mucho, pero ahora las cosas tienen que coger un rumbo distinto y no puedo quedarme aquí.
