❝𝐅𝐀𝐋𝐒𝐀 𝐈𝐍𝐎𝐂𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀❞ ⎜ ❝Todos te ven como el adorable e inocente solecito, pero nadie sabe que te gusta gemir mi nombre mientras me montas y ruegas por mis marcas.❞
Jaemin es tierno y risueño con todos en el instituto, lo adoran y creen q...
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Estaba nervioso, y no sabía por qué realmente. Repentinamente se sentía ansioso, y como si estuviera fuera de lugar, no se suponía que debía ser así.
Respiró hondo y agarró la manija de forma dudosa, pero de igual manera la bajó y abrió la puerta con cuidado. Asomó la cabeza sin pronunciar palabra alguna, sólo entró y cerró detrás suyo. Jaemin dormía, sólo se le veía el cabello y parte de su rostro, específicamente sus párpados cerrados mientras el suave movimiento bajo el cobertor era apenas perceptible.
Jeno no se movió de su lugar, se quedó un momento viéndolo siendo invadido por la culpa e incluso la angustia. Cuando la mujer le dijo lo que pasaba, realmente no pensó que era tanto e incluso creyó que había exagerado, pero no era así, porque no necesitaba verlo descubierto para darse cuenta del horrible estado físico en el que el pelinegro estaba, tampoco lo dudaba al ver el suero colgando a un costado, con el extremo de una fina y transparente mangera perderse bajo el cobertor.
Relamió sus labios con nervios y se acercó a la cama intentando no hacer ruido, no quería despertarlo. Se arrodilló con cuidado en el suelo y apoyó sus codos sobre el borde de la cama, aunque no duró mucho así porque al final usó sus brazos de almohada para su mentón mientras lo miraba en silencio.
Repentinamente todo lo que había sido de desmoronaba dentro suyo. Toda esa frialdad, negatividad, seguridad y todo aquello que creyó ser y tener se derrumbaba, dejando debilidad, culpa, vulnerabilidad y hasta inseguridad... incluso temor a algo desconocido. No sabía a qué ni por qué, pero en esos instantes, mientras miraba a Jaemin dormir, el temor dentro suyo comenzó a crecer.
Esos sentimientos tan contrarios a los que creía tener lo atacaban sin piedad en esos instantes, tan repentinamente que no sabía qué hacer o cómo reaccionar.
Tan perdido en sus pensamientos se encontraba, que ni cuenta se dio cuando el otro chico abrió los ojos apenas y lo miró.
Jaemin quiso sonreír, incluso tirarse encima suyo y decirle lo mucho que lo extrañaba, lo desolado y vacío que se sentía, pero incluso algo tan simple cómo respirar o abrir los ojos le pesaba. Demasiado débil y cansado como para mover un dedo, no obstante, se obligó a hacerlo y al final logró rozar la mano del castaño que pareció despertar del trance cuando sintió el ligero toque.
Levantó la vista y lo miró, encontrándose con los mismos ojos que antes brillaban alegres y cálidos, ahora totalmente apagados y llenos de tristeza, incluso notó claramente que los párpados le pesaban.
—No quería despertarte —dijo sin expresión.
— ¿Por qué estás aquí? —preguntó luego de bajar un poco el borde del cobertor para dejar su rostro al descubierto.
Demasiado pálido y con aspecto enfermizo.
— Tu mamá está en mi casa hablando con mi madre —contó, y Jaemin sonrió suavemente.
