Cuentos de una seductora[Libro 1] Y Cuentos De Una Hechicera[Libro 2]

Capitulo 3

Por supuesto, el cambio de posición siempre resultó en un momento de confusión. Con la excepción de las personas con alta percepción, cualquiera que viera un cambio de posición no vería la extrañeza de nuestros cuerpos moviéndose repentinamente de posición. Los que estaban involucrados pensaron que era natural en cualquier posición en la que los pusiera. Una vez incluso probé esta teoría cuando disfruté de un chico al que le repugnaba por completo comer coños. Lo cambié abajo y se lo comió durante horas después.

Aunque normalmente no soy tan fiel, me acosté con el mismo chico todos los días durante una semana, enviándolo siempre a mi coño. Cada día, cuando le pedía que me comiera, él se negaba, solo para pasar las próximas dos horas probándome mientras lo seguía enviando allí. Cuando le pregunté por qué se comió mi coño si lo odiaba tanto, simplemente me miraba sombríamente y se quejaba. El quinto día, ni siquiera necesité cambiar de posición. Tan pronto como nos metimos en eso, inmediatamente me atacó como si fuera lo que siempre hacía.

Me fui poco después, así que no pude continuar con los experimentos. Por lo menos, me gustaría pensar que ayudé a hacer que la mujer con la que inevitablemente termina un poco más feliz al enseñarle a darle un poco de atención obligatoria. Quería intentar lo mismo al darle sexo anal a un chico. El objetivo final era probar si podía cambiar la personalidad de alguien mediante el uso del cambio de posición al exponerlo continuamente a lo que odia. Como terapia de exposición, pero con mi polla protésica en el culo.

Por supuesto, ninguno de estos pensamientos era importante en este momento. Lo importante en ese momento era que estaba corriendo desnudo por la nieve. La turba confundida se había quedado mirando en estado de shock por unos momentos, pero cuando finalmente se dio cuenta de que estaba escapando de su alcance, inmediatamente se lanzaron hacia adelante. Ya no podía sentir mis pies, y si este hubiera sido un mundo sin magia, seriamente temería que el daño me hubiera dejado lisiado de por vida.

Por supuesto, todavía podía moverme. Una combinación de resistencia al daño, resistencia al frío, resistencia mental y resistencia al dolor me permitió seguir moviéndome mucho más allá de los límites de un humano de mi viejo mundo. Además, la mitad del dolor se convirtió en placer. Si bien no diría algo como si estuviera en éxtasis, mi cuerpo no podía decir si la adrenalina bombeando por mis venas me estaba preparando para pelear o huir, aunque la pelea en esta situación podría ser sustituida por el sexo. Como resultado, sentí regocijo donde debería estar aterrorizado. Corrí con una sonrisa en mi rostro que seguramente habría confundido a cualquiera que lo viera. No hace falta decir que este mundo y su conjunto único de reglas me habían roto hace mucho tiempo.

"¡Mátala!" Los gritos se elevaron desde atrás.

Me alegré de que nadie hubiera sacado un arco y una flecha. Quizás no lo habían pensado todavía. No duraría mucho si comenzaran a dispararme como una especie de animal.

Justo cuando estaba pensando que choqué con un parche helado. Literalmente, mis pies descalzos se resbalaron sobre un poco de hielo y me encontré cayendo de cabeza en el banco de nieve justo frente a mí. La multitud, completa con gritos enojados, surgió rápidamente desde atrás. El hielo y el frío me cortaron el cuerpo, mi pecho desnudo estaba completamente expuesto a las temperaturas bajo cero. Rápidamente salí de la nieve con un grito ahogado, y solo logré tirarme a un lado. La pérdida de sangre y el daño físico estaban empezando a pasar factura, y sentí una oleada de mareo.

Mientras enfocaba mis ojos, me encontré enfrentando a toda la multitud una vez más. Sin embargo, parecían estar manteniendo un mínimo de distancia, solo agitando sus antorchas y horquillas en lugar de tratar de apuñalarme o prenderme fuego. Me tomó un segundo darme cuenta de que la mayoría de los ojos ya no estaban dirigidos a mí, sino a algo que estaba sentado sobre mi cabeza.