la noche

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La necesidad de marcar algo con su olor había nacido ahí, en el castillo, por primera vez. Aquel día en el que aún siendo un cachorrito pequeño tuvo la necesidad de reclamar algo como suyo.

Más precisamente era su almohada la que reclamaba para que el atrevido y embustero de su amigo Niall no se la robara.

Su almohada siempre había sido la más cómoda de todas. Su nana se la había hecho con sus propias manos, nunca supo exactamente con qué la había rellenado pero su cuello y cabeza le agradecian en silencio cada vez que se relajaba contra ella.

Estaba entre el sueño y la vigilia en ese momento. Su cerebro se sentia ya descansado, como si todo nervio que atravesó su cuerpo hubiera desaparecido con tan solo un par de horas. Estaba envuelto en lo que el describiría como una nube, el cuerpo lo tenía relajado y sumamente pegado sobre la superficie en la que estaba acostado. No le gusto nunca dormir boca abajo porque le quedaba aquella marca rojiza en la mejilla, pero esa noche en particular se sentía sumamente adecuado en ese posición.

Entre la inconsencia y la consciencia su nariz se frego sola sobre la tela de su almohada. No podía entender porque tenía la necesidad de hacer eso si ya no compartía la habitación, pero su cerebro parecía haber despertado antes que el y le estaba ordenando que hiciera eso.

Se quejo cuando la tela se movió bajo sus movimientos, su almohada no tenía funda.

Trato de hacer un viaje precario con sus manos para meterlas bajo su tan amado cabezal pero algo que se sentia como piel en algo duro lo trabaron. Duro como un músculo. Parpadeo repetidamente intentando salir de aquel trance en el que solo existía su necesidad de proclamar lo que estaba bajo su cabeza como suyo y se horrorizo al darse cuenta de que no era justamente su almohada aquello.

Eran los brazos del principe Louis lo que había tocado, sus triceps más precisamente. Casi todo su cuerpo descansaba sobre el y su maldita cabeza traicionera había sido la que  quería marcarlo.

Se alejó de él lo más rápido que pudo, ni siquiera se había dado cuenta del momento en que se había empezado a quedar dormido en el abrazo. Ni tampoco entendía el por qué el principe no lo había despertado para mandarlo a su habitación para que no pernoctara en su cama.

Estaba a punto de abrir el dosel cuando su mano, que seguia entre las costillas y el brazo del principe, fue tirada para hacerlo caer en la cama de nuevo. Sus mejillas tomaron calor automáticamente cuando el principe, aún bajo el manto de morfeo, lo abrazo desde la cintura y lo apretó contra el para aferrarse a algo.

Intento apartarlo como pudo pero su agarre estaba sumamente apretado para estar dormido y creía que cuanto más intentaba huir de esa vergonzosa situación, más se le complicaba.

Odiaba que lo vieran dormir, no tenía sus botas puestas lo que significaba que el mismo Louis se las había quitado y acomodado mejor en su cama.

——vuelve a dormir——le dijo el principe con la voz ronca y lo que el podía hasta identificar como media voz de mando. Se indignó.

——¡esta despierto!——chillo indignado.

Harry sintio la sonrisa del mayor contra su piel aunque no estuviera con sus labios apoyados directamente. El principe los había acomodado lo suficiente como que para que sus cabezas estuvieras una al lado de la otra, la única diferencia era que el principe estaba con la cabeza de costado hacia el y el mirando hacia el techo de la cama.

——mmm——asintio——y estaba teniendo un sueño bastante placentero hasta que decidiste huir.

——¡y si! Esto no se hace...

El reino (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora