Harry llegó a su habitación chocandose con un par de paredes. Su garganta se había cerrado un poco apenas había abandonado la de Jade, había tratado de contenerse para no preocupar a su amiga más pero ya no podía, simplemente necesitaba descargar todo el pánico que sentía de una forma u otra; su cuerpo eligio las lágrimas.
Intento esconder la cara en la almohada intentando procesar lo que había leido. Su cama no se sentía bien, habían pasado solo unas semanas desde que había empezado a dormir con el principe pero ya sentía su propia cama como si fuera ajena a el.
Lista de nombres reales, lista de los miembros de la familia. Cada reina y rey acomodados dependiendo los años o fechas que ocuparon la corona, los nombres de sus diplomaticos estaban bajo el título de reina, los otros bajo el título de príncipe. Después de todo si la reina era de sangre su esposo nunca iba a obtener el título de rey, si era el caso contrario; el rey de sangre, sea quien sea su esposa siempre iba a ser nombrada bajo el título de reina. Si eran ambos del mismo sexo llegaban al titulo ambos por igual.
El no entendía a la realeza.
Más de 7 generaciones se habían casado con sus diplomaticos. Estaba seguro de que eran más, solo que el libro que había escogido era muy reciente.
Ni siquiera quería pensar en la lista de los niños. El día que atacaron los piratas, cuando las nanas dijeron aquello, no quiso creerse esas palabras horribles. Estaba negado.
No durmió.
Se levanto de la cama contra toda la voluntad de su cuerpo. Ninguna célula de su cuerpo quería colaborar con el para aunque sea meterse a la ducha, se vistió a medias.
Se quedo un gran tiempo mirando la puerta que daba a la habitación del principe. El era un miembro Real, si había algo detrás de todo lo que hacían en el castillo el debía estar al tanto; no quería creer que el principe con el que había estado durmiendo y había estado dándole todo el tiempo de sus dias, desde que lo nobraron, para ayudarlo fuera un mentiroso. Tampoco quería creerlo porque a ese mismo príncipe iba a tener que dedicarle más de la mitad de su vida para ser su mano izquierda.
Si el le había ocultado algo así no se lo perdonaría nunca.
No pudo evitar llorar un poco más, tuvo que volver a sentarse en la cama. El nunca se había enamorado, nunca había ni tenido la esperanza de poder hacerlo; después de todo los habían criado así, sin darles la mínima posibilidad de fraternizar con alguien de forma no amistosa...a menos que fuera alguien con un titulo mayor.
Su cara se hundió por si sola en sus rodillas. El no quería casarse así, no quería eso. Aunque nunca hubiera pensado eso, ni habia soñado con hacerse la ilusión, no evitaba que le doliera; necesitaba respuestas.
Tenia que aclararse la cabeza antes de enloquecer. Se limpió el rostro y se paró de nuevo.
Había un libro en particular que podría considerar su favorito a pesar de que no era de fantasía. Hablaba de un amor entre la panadera de una Aldea y un principe, de aquellos amores que eran imposibles en esa epoca. En todo el desarrollo de la historia el cada vez quedaba más fascinado de la forma en que la panadera se iba enamorando de la forma mas pura y dulce del príncipe, ganándose su corazón. La historia se finalizaba con la panadera sintiendo lo que era un beso por primera vez.
Cuando sus labios empezaron a cosquillear, luego de ese libro, creyó que podría encontrar algo parecido al amor tras su primer beso con su amigo guardia. No fue asi.
