Capítulo 23: La pelea

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Aquí está todo: sucediendo. Aquí estoy yo: devuelta en mi cuerpo. A prepo.

Una chica ladra una risa putrefacta que huele peor que la bolsa de tampones que todavía se encuentra dentro de mi casillero.

Abro mis ojos, y mi cuerpo se balancea hacia delante y hacia atrás... Las lágrimas caen en cascada por mi rostro contorsionado por el shock. Estoy de regreso pero no del todo.

Clic. Parpadeo. Mis huesos se sienten pesados, extraños.

Clic. Estoy dentro de una piel improvisada, mirando con ojos que son una construcción, respirando oxígeno con pulmones que están a un paso de colapsar.

Que raro es tener un cuerpo cuando no estoy aquí. Que extraño estar adentro cuando estoy afuera.

Lorna y sus amigas salen del vestuario y se dirigen a las duchas, hablan de volver a maquillarse.

¿Qué era eso? Ah, sí. Esa cosa que se pone en tu cara, eso que te hace bonita. Pero yo no soy como ellas. Ni siquiera sé si tengo cara.

Clic. Salen de las duchas y yo entro.

Clic. Me paro desnuda en el cubículo, y lloro hasta que mi cuerpo se fragmenta en mil pedazos.

Soy tan diminuta que me vierto en el desagüe, por dentro de las tuberías: me estoy derramando.

Soy tan diminuta que me vierto en el desagüe, por dentro de las tuberías: me estoy derramando

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Me castañean los dientes. ¿Cuánto tiempo hace que estoy bajo esta ducha de agua helada? Cierro el grifo, y me seco el cuerpo como puedo: el temblor en mis manos me lo pone bien difícil.

Me pongo mi vestido, el suéter, el resto de mi ropa, y salgo del gimnasio. En vez de caminar, me tambaleo, mis rodillas no cooperan.

Cuando llego a la cafetería, observo como los alumnos entran y salen: son criaturas extrañas, se mueven con facilidad.

Me quedo ahí plantada, escuchando la voz de Lorna mientras me insulta, tiene muchos sobrenombres nuevos para mí. Sus palabras vienen en oleadas que chocan contra mi piel:

OlvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora