16. "Animador es sinónimo de calculador (Parte II)"

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Caleb

-¿Cuál color para cada uno?-dice Keegan cuando llevamos media botella de vodka de coco y solo está listo su uniforme. El kraken es de un brillante naranja.

-Yo quiero violeta-digo.

-Y yo rojo.-pide Mel.

Keegan arregla mi kraken y el de ella tal como se los pedimos.

-Samara fucsia.-dice Melani.

-Troy verde manzana.-digo

-Karina verde eléctrico.

-Austin azul oscuro

-Irina rosa pastel.

-Máxime rosa palo.

-Tracy amarillo-decimos Mel y yo al mismo tiempo.

-Ustedes en serio se llevan muy bien-dice Keegan con clara irritación en la voz.

-Somos muy buenos amigos-escúpe Mel.

Mi mente trabaja a toda velocidad y en medio segundo me doy cuenta de que ellos se gustan.

Agarro la botella de vodka y le doy un trago largo.

Espero que Melani no me mate por esto. Dejo la botella en la mesita de centro y uno mis labios con los de Keegan, me aseguro de tardar y pasar mi lengua por su labio inferior. Cuando me separo Keegan está todo rojo y Melani me apuñala con la mirada.

-¿Por qué no se besan ahora ustedes?-digo calculador.

Melani y Keegan se ven, como si estuvieran dispuestos a admitir sus sentimientos. Ella se inclina y él la besa. Me levanto y hago mi raro baile de la victoria.

Después de todo ser calculador no es tan malo.

Cojo la botella de vodka y salgo de la casa, Melani y Keegan ni siquiera se dan cuenta de que me voy. Guardo la botella en mi bolso y comienzo a caminar hacia mi casa.

**********

Cuando me faltan seis cuadras para llegar y estoy hecho mierda-con la lengua afuera por la sed, todo sudado y con los estragos del vodka en mi interior-un auto rojo pasa por mi lado.

Es un camaro espectacular, con líneas blancas y cauchos nuevos. La bocina suena y volteo el rostro. La ventanilla del copiloto baja velozmente y me deja ver a Jake Mcdaniels, bufo y reanimo la marcha.

Jake apaga el motor y me alcanza en menos de cinco segundos, su fuerte y caliente mano se aferra a mi antebrazo.

-Espera Caleb, por favor-dice demasiado tranquilo.

Me volteo y lo confronto, levantando mucho la barbilla.

-¿Y cómo por qué tendria que esperarme?-suelto mordaz.

-Solo deja que te lleve ¿sí? Estás hecho mierda-dice con parsimonia.

Lo fulmino con la mirada y me subo a su camaro rojo, porque en eso tiene razón. Él rodea su auto y entra dando un portazo.

Enciende su auto y acelera, se inclina sobre mí y de el compartimiento del lado del copiloto saca un pañuelo de seda rosa.

-Odio el rosa-digo y luego me limpio el rostro con extrema delicadeza, huele a... Samara y sus rosas.-Gracias... por todo-digo bajito.

-A la orden, bebé.

-¿Por qué eres tan dulce?

-Porque soy un imbécil y lo sé.

Un triángulo NO tan comúnWhere stories live. Discover now